¿De qué depende el sabor de las frutas y las hortalizas?

¿Sabes de qué factores influyen para determinar ese gusto que tienen?

SportLife

¿De qué depende el sabor de las frutas y las hortalizas?
¿De qué depende el sabor de las frutas y las hortalizas?

Según establecen diversos estudios sobre preferencias del consumidor, como el que presentó IRTA durante la II Jornada Profesional "5 al día", los consumidores buscan no tener "sorpresas" y encontrar siempre la misma calidad y sabor en los productos a los que son fieles. En este punto, los productos industriales llevan ventaja con respecto a los productos de la tierra. Es por eso que el sector hortofrutícola lucha por acercarse a esa homogeneidad, a poder ofrecer los productos con la seguridad de que el consumidor encontrará siempre las mismas características en ellos.

El factor sabor, si bien es uno de los más intangibles y difícilmente cuantificables, puede llegar a influir en la salud de la población al darse una cadena de relaciones: los consumidores comerán más aquellos productos que más satisfacción les aporten, traduciéndose esto en que se beneficiarán de sus propiedades.

Según el experto Adel A. Kader, del departamento de Ciencia de las Plantas de la Universidad de California, la variedad de la fruta (factores genéticos) y el momento de maduración son los factores que más influyen en el sabor final de la fruta, pero hay otros que alteran la percepción de los consumidores. Estos otros factores son el tiempo entre la cosecha y el consumo, que si es demasiado amplio añade a las frutas y hortalizas aromas y sabores ajenos a los suyos propios. Antes aún de que veamos cambios negativos en el aspecto y textura de las frutas, pueden resentirse características como el sabor o los valores nutricionales. Es decir, una fruta con un aspecto impecable puede sin embargo haber perdido gran parte de su sabor característico debido a un tiempo demasiado prolongado de poscosecha o a una conservación inadecuada.

Dedicar tiempo y recursos a intentar mejorar el sabor de frutas y hortalizas (por ejemplo, decidir el tiempo de poscosecha en función del sabor y no del aspecto) no sólo beneficiará de forma clara al consumidor, sino también a los propios productores, distribuidores y puntos de venta, que verán aumentadas las ventas de su producto al ajustarlo más a las preferencias del consumidor.

Según el mismo estudio que comentábamos al principio, en el que se compararon variedades de manzanas, melocotones y nectarinas, se concluyó que el consumidor se inclina por los sabores más dulces y también por las variedades que tienen la pulpa más firme.

El sabor no sólo depende del balance entre dulzura y acidez, sino que se ve en gran parte influenciado por el aroma de la fruta, es decir, los elementos volátiles. Éste es el motivo de que apreciemos con mucha menos nitidez el sabor de cualquier alimento cuando estamos constipados.

No hay que olvidar que para que el consumidor se decida definitivamente por una fruta u otra influyen además del sabor otros factores como la madurez, el precio o un formato cómodo de comprar y fácil de consumir.

Optimizando el sabor de frutas y hortalizas conseguiremos que la gente consuma estos productos saludables por el mero hecho de que le resultan satisfactorios, y no por la presión de las recomendaciones de salud recibidas. Así, podemos afirmar que la mejora del sabor de frutas y hortalizas es un detonante que puede acarrear muchos efectos positivos.