La alimentación y el ejercicio puede ser tus dos mejores armas para luchar contra el estrés. Uno de los síntomas más habituales de las personas estresadas son los desórdenes alimenticios. A algunas les da por no comer, a otros por hincharse y otros por caer en manos de la comida basura (patatas fritas, bollos, grasas o, aunque no es tan insano, el chocolate). Una dieta sana y equilibrada y, por supuesto, comer relajados, nada de móvil ni en la mesa ni en el bolsillo, es algo imprescindible para salir de la situación de agobio mental.
Estos son los normas que deberías seguir en tu alimentación si te encuentras bajo fuerte estrés:
- Elimina los excitantes como el café, el alcohol, el té o el tabaco
- Aumenta el consumo de proteínas sanas de pescado y legumbres
- Reduce el consumo de azúcares refinados y derivados y aumenta los carbohidratos complejos que mantienen los niveles en sangre.
- Intenta hacer entre 5 y 7 comidas al día, ligeras y nutritivas
- Toma alimentos ricos en triptófano, un aminoácido relajante porque aumenta los niveles de serotonina, el neurotransmisor responsable de la felicidad. Lo encuentras en plátanos, leche, nueces, almendras o en la lechuga.
- Aumenta la dosis de las vitaminas anti-estrés: vitamina B5 (que ayuda a formar hormonas y anticuerpos para contrarrestar el desgaste hormonal que provoca el estrés), vitamina B6 (considerada la vitamina de la resistencia porque interviene en el metabolismo de los nutrientes), vitamina C (antioxidante natural para contrarrestar el envejecimiento celular que provoca el estrés) .
- Potencia estos minerales: potasio (que ayuda a evitar la acumulación de líquidos),zinc (mineral antioxidante, que mejora la respuesta inmune y forma parte de la hormona insulina) y el magnesio (que se considera el mineral anti-estrés por su papel en la transmisión del impulso nervioso.
- Procura cenar dos horas antes de acostarte un menú bajo en grasas para que la digestión no entorpezca el sueño.