No ha habido obstáculo que haya servido para frenar la intensidad del Real Madrid de baloncesto a la hora de hacerse con su trigésimo sexto campeonato de Liga. Ni el caudal de lesiones que ha vivido la plantilla durante la campaña, ni la ausencia de bases en los playoffs, ni el problema cardiaco de Laso, ni la impronta del que está siendo el conjunto más efectivo a nivel europeo, el Barcelona, han impedido que los blancos se acabaran imponiendo a los azulgranas por 81-74 en el cuarto encuentro de la Final del Playoff de la Liga Endesa 2022.
Si bien es cierto que el papel desplegado por el Real Madrid en el Wizink Center no fue de los más vistosos del curso, el juego de Tavares al pie de los aros terminó marcando la diferencia con el rival. El de Cabo Verde ejerció de muro incontestable en defensa y de finalizador total en labores de ataque, incluso teniendo en frente a un Barça que, con once triples resueltos, supo estar a remolque en el marcador hasta casi el pitido final. Los pronósticos de las casas de apuestas españolas estaban en lo cierto: la superioridad de los madridistas olía a copa.
Fue Edy Tavares el máximo responsable de hacer que el conjunto dirigido por Pablo Laso saliera victorioso del partido más determinante del año. Suyos fueron veinticinco puntos, trece rebotes, un tapón y siete faltas en contra, lo que se tradujo en un índice de valoración de cuarenta y uno, es decir, números de auténtico MVP. Más allá de los registros plasmados sobre el papel, bien merece la pena poner el foco sobre el tono de superioridad que logró imponer a cada uno de sus rivales en cada una de sus intervenciones. Se permitió el lujo de redireccionar los lanzamientos de los blaugranas; cazó rebotes con absoluta suficiencia, haciendo pequeños a sus oponentes; e incluso apareció como una apisonadora, invencible, cada vez que le llegó el turno de hacer daño en acciones ofensivas, como constataron Davies o Sanli siempre que intentaban ponerle freno.
El madridista estuvo inapelable y fue sin duda el hombre del partido, pero un liderato en la ACB no se consigue nunca en solitario. Ahí estuvieron la pasión y el espíritu ganador de un equipo que jamás da nada por perdido, incluso teniendo en contra el acierto desde la línea de tres puntos (cinco de diecinueve). El cuadro blanco contó además con la intervención de Causeur, que firmó diecisiete puntos ejerciendo como ayudante del caboverdiano. A la fiesta del dominio merengue se sumaron el arrojo de Gabriel Deck y Guerschon Yabusele, además de la veteranía de Rudy Fernández y Sergio Llull, cuya participación puso el punto de control que se necesita en partidos tan frenéticos. Todo ello moviéndose en armonía fue más que suficiente para contrarrestar el juego blaugrana.
Los compases iniciales fueron claramente del Real Madrid, en la tónica de lo que ha venido sucediendo en los casi todos los primeros periodos que ha disputado en estos playoffs. Los de Laso arrancaron llenos de intensidad, consiguiendo intimidar a un Barcelona que en el minuto seis ya iba sufriendo con un 9-2 en contra. El equipo de Jasikevičius empezó a acumular pérdidas y a ceder rebotes, cosa que no ayudó a ponerle freno a Tavares; el triple de Sanli y las canastas de Rokas Jokubaitis arreglaron un poco el entuerto hasta que se cerró el primer cuarto con 13-10 en el marcador.
El segundo tramo dio comienzo con la misma melodía, con el Real Madrid a lomos del espíritu ganador y amparado por los clásicos Rudy y Llull, que entre ambos firmaron un parcial de once puntos a cero en el minuto trece. Aunque palideció por unos momentos, el Barça supo rehacerse a base de triples y sin conceder un solo punto en el plano ofensivo, metiéndole así al choque una buena dosis de ritmo y competición. 34-33 en el minuto veinte. Ya en el tercer acto llegó el giro inesperado, la respuesta del cuadro catalán, que seguía teniendo en la puntería de Mirotic y Calathes el salvavidas necesario para salir a flote por vez primera en todo el partido (55-56). Coincidió la épica con el descanso de Tavares, que estuvo en el banquillo mientras los azulgranas se ponían por delante.
Duró poco la alegría, y es que la salida espectacular de los blancos en el último tramo apagó toda tentativa de reacción por parte del rival. Un Tavares agigantado hizo y deshizo a su antojo, siempre bajo la colaboración de Causeur y sus once puntos decisivos. Deck sometiendo a Kuric se encargó de lo demás. 81-74 en el electrónico y trigésimo sexta Liga para la vitrina del Real Madrid.