La familia verde repartida por todo el mundo está de enhorabuena. Los Boston Celtics, uno de los conjuntos con más seguidores repartidos por los cinco continentes, se proclamó campeón de la NBA tras derrotar a Dallas Maverick en el quinto partido de la serie (4-1 para los de Massachusetts). Los Celtics suman su decimoctavo campeonato y se convierten en el equipo con más títulos en la historia de la liga americana. El camino de la reconstrucción no ha sido sencillo, pues no resulta fácil para una franquicia como la suya esperar dieciséis años hasta poder lucir un nuevo anillo de campeón. En una NBA con muchos aspirantes al entorchado, la paciencia se revela como virtud, y los de Boston han sabido esperar a que su equipo madurara. Las gloriosas épocas de los verdes siempre fueron cimentadas sobre quintetos más que reconocibles. En los años 60 Bill Russel formó la época dorada con Cousy y Sharman. Los años 80 fueron patrimonio de Larry Bird y sus lugartenientes (Robert Parish, Kevin McHale, Dani Ainge), y la primera década del nuevo siglo llevó al frente al trio Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce. Tocaba esperar a la llegada de otra generación. Jayson Tatum y Jaylen Brown, los Jays, fueron los elegidos en la franquicia para liderar el proyecto. Eran muy jóvenes y tenían tiempo para madurar. En la presente temporada dieron pronto esperanzas de que los frutos estaban al caer. Tras una primorosa temporada regular, los Celtics llegaron a los play off sin bajar un ápice el ritmo. El equipo empezó a ser recitado de memoria por los aficionados, y eso es siempre buena señal. Tatum y Brown habían encontrado en Jrue Holiday, llegado desde Milwaukee, un base ideal para su rápido estilo de juego. Derrick White acompañando como el mejor cuarto hombre de la liga y un Al Horford sobre quien los años no pesan un ápice completaban un quinteto de leyenda. El letón Kristaps Porziņģi, cuando las lesiones se lo han permitido, ha apuntalado el equipo en la pintura con sus 218 centímetros, posición que ha costado últimamente cubrir con garantías en Boston. Desde el banquillo, los blancos Payton Pritchard, "Sam" Hauser y Luke Kornet han aportado mucho en las rotaciones. La plantilla al completo ha rendido a su máximo nivel durante todo el curso.
Tras un quinto partido en el que no hubo opción para los texanos de Luka Doncic, los Celtics vuelven a teñir de verde el baloncesto mundial. Tatum se consolida como la estrella de la marca del trébol y Brown es elegido MVP de las finales promediando 20.8 puntos y 5.0 asistencias. El duende irlandés del escudo de los Celtics vuelve a sonreír.