Existen disciplinas deportivas por las que muchos espectadores preguntan al no verlas en el programa de los Juegos Olímpicos. Respecto a algunas de ellas es difícil hacer entender la razón de su no presencia en esas semanas que reúnen a todos los deportistas del mundo para hacer realidad el sueño del barón de Coubertin y sus aros de colores representativos de los cinco continentes.
A quien pregunte habrá que responderle con el tenor literal de la Carta Olímpica, que estipula que para que una especialidad entre en los Juegos debe practicarse en un mínimo de 75 países y cuatro continentes por los hombres; y en un mínimo de 40 países y tres continentes por las mujeres. Pero alguno preguntará, ¿qué significa realmente que se practique? ¿que exista una federación? ¿que se organice una liga? ¿Que se juegue en las escuelas o plazas? Y es que este requisito olímpico deja fuera a deportes con gran tradición histórica que no pueden acceder al principal de los escaparates para su difusión o supervivencia. En cambio, nuevas modalidades van ocupando lugares en el medallero, que a más de un aficionado cuesta entender.
En esta primera parte del repaso a estos deportes que (solo por no alcanzar un número de países practicantes fijado por el COI) no veremos en los Juegos de Paris, comenzaremos por una disciplina en la que España tendría mucho que decir, el hockey sobre patines.
Ideado por el estadounidense Edward Crawford a finales del siglo XIX en una adaptación del hockey hielo llevado al parqué, integró la Federación Internacional del Patinaje en 1924. Inglaterra, Suiza, Alemania y Francia fueron sus primeros practicantes, celebrándose el primer campeonato del mundo en 1926 junto a Italia y Bélgica. En las primeras décadas del siglo XX el deporte de los patines y el stick se extendió por la mayor parte de Europa y dio el salto a Latinoamérica. En 1936, en la tarraconense población de Cambrils, se fundaría el primero de los equipos españoles. El campeonato de Europa fue el torneo de mayor importancia en la primera mitad del siglo, llegando a contar con doce países participantes e invitados de Asia (Egipto) y América (Brasil, Chile y Uruguay). España debutó en 1947. Un año más tarde lo harían Países Bajos e Irlanda. Desde 1956 se comenzaron a celebrar ya por separado el campeonato continental y el mundial. Entre 1990 y 1994 nuevos países se sumaron a los que tradicionalmente disputaban el torneo, así la extinta RDA, Andorra o Rusia debutaron en esos años.
Desde la década de los 40 tres países han copado los podios del campeonato europeo, España, Portugal e Italia. En América ha sido Argentina la absoluta dominadora con alguna excepción a manos de Brasil o Chile. En el mundial la medalla de oro encuentra en la península ibérica su absoluto dueño. España se ha alzado con 17 campeonatos y Portugal con 16. Argentina, con provincias como Córdoba fervientes seguidoras del hockey patines, ha conseguido 6 victorias.
Como podemos ver, existen países que practican este deporte en Europa y en América. En África, por tradición portuguesa, se juega habitualmente en Angola y Mozambique. China, Macao, Japón y Egipto también tienen algo de hockey patines en Asia. Australia y Nueva Zelanda cubren la cuota de Oceanía.
Con ello, y recordando que el hockey sobre hielo es disciplina olímpica de invierno, parece excesivo el rigor del COI en no admitir a una especialidad centenaria en la gran cita del deporte, donde estará (hablando de ruedas) presente el skate. El que fuera presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, fue jugador de hockey sobre patines y llevó su deporte a los Juegos de Barcelona 92 como exhibición, pero nunca más ha vuelto a una cita olímpica
Por su historia y por la importante trayectoria que tiene en nuestro país, reivindicamos desde aquí al hockey sobre patines. Con el palmarés y el seguimiento del que goza en tantos lugares del mundo merece un lugar en el evento que más atletas reúne ¿No creen que el espíritu olímpico así lo exige? Nosotros, aunque no esté en los próximos Juegos, lo tendremos presente.