Ramón Arroyo, una inspiración de película

Cuando el deporte es una terapia y ayuda a difundir información por una buena causa. Te contamos la historia de Ramón Arroyo

Lidia Castillo / Fotos cedidas por Ramón Arroyo

Ramón Arroyo, una inspiración de película
Ramón Arroyo, una inspiración de película

Múltiples carreras de 10 km, 15 medias maratones, 4 maratones, un medio ironman y un ironman bien podría ilustrar los logros de unos pocos "locos del deporte" con la suficiente motivación y fortaleza física y mental como para acabar, entre todas ellas, la prueba más dura del triatlón. Pero en el caso de Ramón Arroyo a todo esto hay que sumarle que tiene este admirable e impresionante palmarés conviviendo además con la esclerosis múltiple recurrente remitente.

Y es que este madrileño de 45 años tiene una voluntad y fuerza de hierro que bien podría caracterizar al protagonista de muchas películas de solidaridad y superación, precisamente por eso Ramón ha sido el protagonista de un Informe Robinson y la productora Filmax al escuchar su historia decidió rodar una película que narra la hazaña de haber sido finisher del Ironman de Barcelona padeciendo esclerosis múltiple, se llamará "100 metros" y estará dirigida por Marcel Barrena. Y por si fuera poco, el polifacético Dani Rovira será el protagonista.

La historia de Ramón está llena de valentía, arrojo y solidaridad. En 2004, con solo 33 años fue diagnosticado de esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune degenerativa que como el mismo reconoce ha tenido los mayores avances en investigación en los últimos 15 años. "Ahora hay 7 tratamientos, pero durante mucho tiempo no hubo más de 3 y la calidad de vida de los diagnosticados pasaba a la larga por una movilidad bastante limitada. Hoy afortunadamente ya no es así. Además cada vez más investigaciones muestran que la actividad física es beneficiosa para el tratamiento de la enfermedad".

Y es que precisamente cuando Ramón fue diagnosticado en 2004 la recomendación médica era la contraria, "te recomendaban reposo y pensaba que el ejercicio era contraproducente, y así de 2004-2008 no me cuidaba nada, hasta que un día al poco de nacer mi hijo iba a cogerlo y tuve miedo de que se me cayera; y es verdad que yo no tenía la culpa de tener esclerosis, pero quien de verdad no la tenía era mi hijo y por eso mismo me dije a mí mismo que tenía que cambiar, ponerme en forma y estar lo mejor posible para mi familia".

Ramón comenzó a correr como terapia y se enganchó, "lo hice porque era el deporte más económico y sencillo, era ponerte unas zapatillas y salir". En los últimos años su vida había sido bastante sedentaria aunque "de chaval había hecho bastante deporte, me gustaba mucho esquiar e incluso llegué a ser monitor de esquí en vacaciones para ganar algo de dinero mientras estudiaba, pero… la universidad y los compromisos familiares y profesionales me alejaron de este camino".

"Cada vez hay más investigaciones que muestran que la actividad física es clave para espaciar más los brotes, porque la esclerosis es una enfermedad con la que se está bien hasta que de repente llega un brote y te hacer estar en cama un tiempo, es intermitente e inesperada, y también el deporte ayuda a recuperarte mejor de estos brotes, yo estoy convencido de que a mí me ha ayudado mucho a mejorar mi calidad de vida".

A los pocos meses de empezar a correr consiguió a acabar la Carrera Liberty en la primavera de 2008 (había empezado a entrenar a principios de ese año) y un día viendo la Maratón de Madrid, el año que ganó Chema Martínez, se dijo a sí mismo que él también quería conseguir acabar un maratón. Y dicho y hecho, en 2009, tras algunas medias maratones, se colgaba la medalla de su primera maratón, el Maratón de Madrid. "A los enfermos de esclerosis múltiple se nos da mejor la distancia más larga que la corta, porque tenemos que tener cuidado con dos factores: no debemos pasar de los umbrales aeróbicos, la anaerobia nos puede hacer daño; y por otro lado el calor nos afecta más que al resto, debemos parar y refrescarnos para evitar sobrecalentarnos en exceso y entrar en peligro". Precisamente, esa preferencia por los ritmos aeróbicos, sumado a las cargas musculares que correr le estaba generando le llevó a un compañero del Club de Atletismo Barajas a recomendarle que probara el triatlón "porque al dividir el entrenamiento en tres deportes, dos de ellos menos agresivos muscularmente, me iba a venir mejor".

Se apuntó a nadar, se hizo con una bici, empezó con distancias más cortas de triatlón y antes de que se diera cuenta ya estaba acabando un medio ironman: "Me resultó muy duro y pensé que el Ironman sería imposible, y no me lo hubiera planteado si el conocer a un chico joven recién diagnosticado en el hospital no me hubiera hecho tomar conciencia del escaso conocimiento que los recién diagnosticados tenían de la enfermedad, del profundo terror que estos sentían, así como de los escasos protocolos informativos con los que contaban los médicos para comunicar las nuevas estrategias y tratamientos para enfrentarse a la esclerosis y lo mucho que una vida sana y activa ayuda a paliar o contrarrestar nuestros brotes y a mejorar la calidad de vida, había mucha desinformación". El objetivo de terminar un ironman no era otro que el de dar mayor visibilidad y conocimiento social sobre esta enfermedad. "El director de la película que han hecho sobre mi historia, cuando empezó a documentarse yendo a ver la competición en primera persona, me decía que no entendía como había podido acabar un ironman con esclerosis, y yo le respondí que lo que yo no entendía es que la gente que no tuviera esclerosis lo hiciera, porque había que estar loco, mi objetivo para sufrir así era alcanzar un reto mayor: ayudar en la investigación sobre la esclerosis y lograr una mayor divulgación de información sobre la enfermedad".

Que lo bueno de la vida no acaba tras el diagnóstico es algo muestra la experiencia de Ramón "mis dos hijos, de 8 y 6 años, y mi mujer, Inma, son "postdiagnóstico", como yo los llamo; y sin ellos no podría haber hecho lo que hice, sin la ayuda de mi mujer no me habría ido tan bien en estos retos, hubiera sido imposible, la esclerosis no la llevo yo solo, la llevamos mi mujer y yo".

"Lo que quiero dejar claro es que la esclerosis va por fases, y que no todos los que la padecemos tenemos que demostrar nada haciendo un Ironman, yo lo hice porque me vi fuerte y era una forma de intentar difundir un mayor conocimiento sobre ella, pero para muchos su ironman particular es atravesar 100 m o atarse las zapatillas, lo importarse es no rendirse". Y Ramón sabe mejor que nadie lo que es tener que postergar ciertos retos porque la esclerosis no le deje tranquilo una temporada, y es que hace ya dos años tuvo un periodo en el que ntercaló una serie de brotes que l obligaron a abandonar el objetivo de acabar su segundo Ironman, el de Lanzarote, pero a pesar de esto, Ramón no pierde la esperanza, ni deja de buscar nuevas batallas más accesibles a las circunstancias, que en esta temporada están siendo seguir poniéndose las zapatillas para salir a trotar un rato, eso sí, siempre a la espera de vientos más favorables con una perseverancia admirable.