Más allá del riesgo de lesiones o de la falta de tiempo, el gran mal del deportista actual convive con nosotros, es tangible y da bastante "miedito" cuando observamos las grandes ciudades desde lejos: la contaminación. Incluso los deportistas escépticos, esos de "si no lo toco, no lo creo" empezaron a "convertirse" al ver colgados en los centros deportivos de Madrid ese cartel de "riesgo por máxima contaminación", advirtiéndonos del peligro de salir a correr o hacer deporte fuera durante esos días de máxima alerta... La realidad es que la ausencia de viento y de lluvia dispara los niveles de contaminación en ciudades de más de 150.000 habitantes y de manera aún más peligrosa en las que superan los 800.000. Esta nociva cifra sigue in crescendo con la activación de calefacciones y si a esto le añadimos el tráfico, nuestra ciudad deja de ser inofensiva también para los que hacemos deporte al aire libre, ya que realizamos un alto consumo de oxígeno al entrenar, un oxígeno que si está contaminado parará así a formar parte de nuestro organismo y nuestra sangre.
Deporte al aire libre, ¿deporte de riesgo?
De hecho, la Organización Mundial de la Salud calcula que en el mundo alcanzan 1,3 millones las personas que mueren en un año a causa de la contaminación atmosférica urbana; sobre todo en los países en desarrollo. Los residentes de las ciudades donde hay niveles elevados de contaminación atmosférica padecen más enfermedades cardiacas, problemas respiratorios y cánceres del pulmón.
La gran acumulación de contaminantes como dióxido de carbono y nitrógeno, hace que se activen protocolos anticontanminación en muchos ayuntamientos. Cada consistorio tiene sus medidas, pero la primera que han aplicado suele ser restringir el tráfico para reducir los contaminantes.
Lo idílico sería que pudiésemos entrenar en el campo, lejos de las ciudades, para alejarnos de este riesgo, pero nuestro día a día "se come" nuestro tiempo y eso de buscar naturaleza entre semana puede ser un poco utópico... De ahí la urgencia de concienciarnos de esa necesidad de una ciudad diferente y también de poder aportar algo por nuestra parte.
Precisamente, cuando nos planteamos cómo aportar nuestro granito de arena, la realidad es que se están vendiendo muchos menos coches que hace unos años y la razón principal es que el usuario no sabe qué comprar, algunos políticos han emitido proclamas un tanto alarmistas, las marcas nos ofrecen coches más ecológicos y en mitad de este panorama estamos nosotros, dudando entre seguir tirando de combustibles fósiles o evolucionar hacia eléctricos o quizá hacia híbridos, en ambos casos vehículos más respetuosos con el medio ambiente. No es fácil elegir, pero poco a poco vamos aclarándonos y a base de documentarnos y preguntar hemos ido sacando algunas conclusiones.
El coche ha pasado de ser un bien común a una compra que más de uno se cuestiona, las mentalidades cambian al mismo ritmo que la accesibilidad a las ciudades, y por eso a tu vehículo también le toca adaptarse a estos nuevos tiempos que nos toca vivir. Nosotros como usuarios adquirimos una responsabilidad por el hecho de tener un coche, una responsabilidad a la hora de conducirlo sin poner a nadie en riesgo y una responsabilidad medioambiental por sus inevitables emisiones. Sobre este último punto vamos a intentar arrojar algo de luz.
El sueño eléctrico
No necesitas más que una toma de corriente eléctrica para disfrutar de desplazamientos limpios y silenciosos, sin embargo el eléctrico puro sigue teniendo inconvenientes difícilmente solucionables en un futuro inmediato, como la autonomía limitada, su precio elevado o la escasez de infraestructuras de recarga. El eléctrico, eso sí, puede ser la mejor opción si solo realizas desplazamientos urbanos no muy prolongados y si dispones de un punto de recarga en tu domicilio.
A la vieja usanza
Los motores de explosión, gasolina y diésel, siguen siendo con enorme diferencia los más extendidos en los vehículos actuales y, dada su larguísima trayectoria, sus emisiones se han reducido enormemente respecto de las de los coches de solo hace unos años. Los catalizadores en el escape y los sistemas auto start-stop hacen maravillas pero de sus tubos de escape siguen saliendo gases que aumentan el efecto invernadero. Su gran autonomía, facilidad de repostaje en cualquier parte y precios relativamente ajustados siguen siendo bazas a su favor.
Lo mejor de los dos mundos
Con la autonomía de un coche térmico y las ventajas de uno eléctrico los híbridos son la alternativa más razonable en la actualidad y Toyota es uno de los pioneros en esta tecnología híbrida eléctrica. La marca japonesa cuenta con una amplia gama de vehículos, más compactos para la ciudad o más espaciosos para viajar pudiendo llevar nuestros ‘trastos’ deportivos en el interior. Con un híbrido eléctrico no necesitas un punto de recarga ya que el motor térmico se encarga de tener siempre a punto sus baterías, su eficiencia es total al aprovechar las inercias que los térmicos desperdician.
Un híbrido eléctrico para cada deportista
Líderes mundiales en el segmento de híbridos eléctricos, Toyota ofrece desde pequeños utilitarios básicos a SUV y monovolúmenes más sofisticados, de hasta 7 plazas y con sitio extra para tu bicicleta, tu equipo de buceo o tu tabla de SUP, sabiendo que cuando los usas estás haciendo un consumo responsable de los recursos naturales y cuidando el medio ambiente. Todos cuentan con las ventajas de su etiqueta ECO de la DGT a la hora de circular y aparcar donde el resto tiene el acceso limitado.
¿Dudas sobre el mantenimiento, características de los híbridos eléctricos, como es su tecnología, consejos de conducción…? Échale un vistazo a este artículo para resolver todas tus cuestiones sobre las posibilidades de los coches híbridos eléctricos.