Así afecta el cambio de hora a nuestro organismo

Analizamos los efectos del cambio de hora en nuestro organismo y os damos las claves para minimizar ese desajuste de nuestro reloj interno

Irene Ríos

Así afecta el cambio de hora a nuestro organismo
Así afecta el cambio de hora a nuestro organismo

A las 3 de la madrugada del domingo serán las 2 de la madrugada. Sí señores, llega el último fin de semana de octubre, y el cambio para el horario de invierno. Más horas de luz por la mañana, muchas menos por la noche. Un motivo de "depresión" para muchos, que al ver que a las 7 de la tarde ya es noche cerrada les entra un sopor "invernotoñal" que les quita las ganas hasta de salir a entrenar (que, como ya sabéis, para nosotros es el summum de la apatía o desapetencia). 

Así nos afecta el cambio de hora

Ya te hemos hablado de los ciclos circadianos y de cómo estos ritmos afectan a nuestro organismo. Y es que tenemos un reloj interno que regula dicho ritmo circadiano a partir de la información que nos llega de la luz solar, temperatura, de nuestros propios sentidos o nuestra actividad hormonal. Así, cuando las variables ambientales exteriores cambian (como en este caso por el cambio de hora) nuestro reloj interno se desorienta y se pueden producir ciertas reacciones adversas.

Ferrán L. Tognetta, director médico de eHealth y Comunicación de DKV Seguros señala que los efectos de este cambio de hora son muy variados, aunque los más comunes son trastornos del sueño, cansancio, fatiga, si bien también pueden aparecer cambios en el estado de ánimo y alteraciones en los hábitos alimenticios. Estos desajustes pueden provocar irritabilidad, falta de concentración, somnolencia, nerviosismo, cefaleas, astenia o incluso molestias digestivas en las personas con más sensibilidad.

Pero que no cunda el pánico, no se suelen producir todos estos efectos en la misma persona (ya sería mala suerte, eh). Sí puede ser habitual que nos sintamos quizá cansados o desorientados. El doctor Ferran hace hincapié en que estos efectos se pueden notar en mayor o menor medida en función de la edad, los hábitos y la sensibilidad de las personas. Como es lógico, los mayores y los niños suelen ser los más sensibles y, por ejemplo, a partir de los 50 años, se suelen tener más dificultades para conciliar el sueño. Pero un rayo de luz: la mayoría de estos pequeños desajustes desaparecen a los tres días, como mucho, a los cinco.

Sin que sirva para asustarte, solo para seguir arrojando luz científica sobre lo que dicen las últimas investigaciones sobre este tema, los expertos de eltiempo.es también plantean que ciertos estudios han encontrado una relación entre el cambio de hora y el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.

Se llegó a la conclusión de que hay un incremento significativo del número de infartos de miocardio en los tres días posteriores al cambio de horario en primavera, mientras encontraron una disminución de los mismos tras el cambio de horario de otoño.

También hacen referencia a otros estudios que han relacionado el impacto del cambio estacional de hora con el índice de suicidios en hombres. También se vio una disminución en los accidentes de tráfico tras el cambio de la hora en otoño. Por lo tanto, concluyen: "los ritmos cronobiológicos podrían desestabilizar a individuos especialmente vulnerables, especialmente en mayores de 50 años".

En definitiva, siendo claros, los efectos negativos del ajuste del reloj son más notorios en primavera, y es que dormir una hora menos de lo habitual resulta más difícil de asimilar, en otoño, en cambio, nos permite prolongar el sueño 60 minutos más.

Lo que podemos hacer para que el cambio de hora no nos "destruya"

Más allá de la cuestión de porqué seguimos haciendo este cambio de hora que nos separa del resto del continente europeo, lo cierto es que somos animales de costumbres y que para todo, aunque sea un pequeño cambio de una hora, necesitamos un periodo de adaptación. ¿Cómo conseguirlo? Podemos empezar "engañándonos" o más bien preparándonos para la nueva situación, así que comienza por cambiar todos tus relojes. Ojo con el del móvil, ese se cambia solo, recuerda que es inteligente, así que si, por lo que sea, compites el domingo, madrugas por placer, eres uno de esos pocos especímenes productivos domingueros, no tienes que atrasar el reloj del móvil, que él solo, si conectas la alarma a las 8, sonará a las 8 de ese día.

Otro truco que te aconsejamos para adaptarte a este "minijetlag" es que te olvides de la siesta tanto sábado, como domingo, te ayudará a descansar de verdad cuando te toque la hora de dormir nocturna y despertarte más descansado al día siguiente, especialmente importante para llegar el lunes fresco como una lechuga al trabajo. De hecho, no vendría mal un poquito de ejercicio tanto el día antes como el de después al cambio de hora para que nos ayude a ajustar nuestro ritmo circadiano y para "cansarnos" sanamente para luego dormir mejor.

También puedes ajustar la hora de las comidas, bastaría con atrasar media hora la hora de comer. Vas a tener hambre antes el domingo, lógicamente, resístete 30 minutos para ir asimilando esa horita que tenemos de más.

Otra de las claves para una buena adaptación que nos propone DKV reside en irnos a dormir sin hambre pero tampoco con el estómago lleno y dejar un tiempo entre la cena y la hora de irse a la cama para facilitar una buena digestión que nos permita conciliar bien el sueño. Y por supuesto, también nos recomiendan evitar a partir de mediodía bebidas con cafeína, teína o alcohol.

También debes recordar que ver la televisión en la cama o usar dispositivos electrónicos como tablet o móvil antes de irnos a dormir puede afectar a nuestro descanso nocturno, así que tenlo en cuenta si buscas un descanso óptimo.