Todos somos Alberto Urraca. Tú también... ¡Sí, tú! No mires para otro lado…
Porque tú también puedes levantarte una mañana, encontrarte mal, pensar que tienes Covid, ir al médico a que te hagan pruebas y acabar en coma en la UCI.
Tú también puedes despertar del coma y en unos días sufrir la amputación de los pies y la mayor parte de los dedos de las manos. Y todo por culpa de una infección bacteriana de origen desconocido. Sin haber cometido ninguna imprudencia y llevando un estilo de vida saludable.
A Alberto Urraca, como podría sucedernos a cualquiera de nosotros, la vida le colocó en medio de una tempestad que zarandeó los cimientos de su vida en febrero de 2021, cuando a sus 34 años era feliz con su pareja, Violeta, y sus hijos Lila, de tres años, y Simón, de apenas siete meses.
Su vida era sencilla. Trabajaba en el ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, como educador en el área de participación juvenil, y en su tiempo libre disfrutaba de su familia y salía a correr por el parque Tierno Galván o por Madrid Río. Escuchando el sonido de los pájaros y su propia respiración experimentaba un profundo bienestar y una sensación inmensa de libertad. En algunas ocasiones se ponía un dorsal para participar en carreras populares de 10 kilómetros o medio maratón. Hasta que llegó la pesadilla.
Pero Alberto jamás se ha hundido. Demostrando una enorme capacidad de sacrificio y fuerza de voluntad ha logrado volver a andar con unas prótesis y cada día se supera un poco más, inspirado por las publicaciones en redes sociales de otros dobles amputados que ya han transitado por un calvario similar.
El sueño de Alberto es volver a correr, pero además de trabajar de manera infatigable su cuerpo, necesita unas carísimas prótesis específicas, ya que la Seguridad Social no se las cubre. Él se ve en la salida de su querida San Silvestre Vallecana, la primera carrera de su vida y que le enamoró para siempre. Sueña con correrla, pero aún más con algo tan aparentemente sencillo como poder coger a sus hijos jugando al pilla-pilla. Se dejará la piel en el intento y cumplirá su parte. Ahora nos toca a los demás colaborar para que pueda comprar las prótesis necesarias. Porque todos somos Alberto Urraca…
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