Probamos las nuevas adidas adizero Boston 8

Hoy nos ponemos a bordo de una zapatilla icónica que, si no hubiera sido por su fabricación intermitente, llevaría ya el número de ediciones que le hacen justicia. Aun así ya es historia viva para Adidas que parece haber encontrado en ella el paradigma de la zapatilla bien hecha. Desde luego que incondicionales no le faltan y que las ventas le acompañan pero la competencia aprieta de lo lindo. La Adizero Boston parece inmune a todo, no arriesga y busca pequeños retoques.

Ferrnando Chacón

Probamos las nuevas adidas adizero Boston 8
Probamos las nuevas adidas adizero Boston 8

¡Cuánta alegría puede provocar que nada cambie en una zapatilla! Y es que lo que a priori puede ser algo negativo en el Boston es asumido como positivo. La nueva Adizero Boston tiene cambios, por supuesto, pero no alteran su esencia en nada. Esto es importante porque de alguna manera comienza a ser raro una zapatilla mixta de su corte, más al estilo clásico. Son las clásicas mixtas con las que puedes hacer casi de todo, muy duraderas y que en efecto se colocan a la perfección entre las zapatillas de entrenamiento y las de competición. La nueva receta de la Boston es así:

Suela: Aunque nadie podrá tener quejas desde que Continental pone la materia prima Adidas ha rehecho la suela de esta edición. Lo ha hecho con mucha inteligencia porque viendo la tremenda durabilidad de la goma Continental no tenía sentido una suela tan armada como la que tenía la versión anterior. Si antes el posicionamiento de las bandas de flexión era longitudinal ahora es transversal. Con ello se gana muchísimo en flexibilidad, lo que la hace más cómoda, pero sobre todo le hace ganar mucha tracción. Eran los dos aspectos más flojos de siempre y ahora quedan corregidos. Podréis pensar los acérrimos que esa mejora de flexibilidad os va a quitar esa sensación de catapulta tan típica de la Boston pero no, en la media suela está la respuesta.

Probamos las nuevas adidas adizero Boston 8

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Media suela: Sigue siendo casi por completo de Boost, material del que ya poco vamos a contaros porque lo conocemos de sobra. Mantiene el mismo perfil 26-10 (dropp 10 mm) que tan bien ha funcionado durante años y las mismas inserciones de EVA para amoldar el chasis. ¿La novedad? Pues como os decía antes Adidas ha modificado el Torssion e incluso recibe la nueva nomenclatura de Energy Rails (placa de TPU del medio pie) alargándolo y dándole mayor protagonismo. El resultado lo notarás en marcha, a priori todo sigue igual.

Upper: Es quien recibe el cambio más visible por razones obvias. Pasa de la malla de ingeniería al tejido tipo Knit. Antes de que algún ortodoxo de la Boston se suicide decirle que no es elástico y que su zapatilla estrella sigue apretando hasta el infinito y más. Tan amada como odiada sensación (sobre todo por los corredores de pies anchos) sigue si bien ahora quienes tengan el pie ancho tienen menos restricciones. Lo bueno es que también es un upper muy sólido y será difícil romperlo.

EN MARCHA

Nos encajamos en la Boston y nos trae sensaciones muy conocidas. Horma estrecha, sensación de zapatilla ligera, tacto de amortiguación media-firme, ajuste agresivo, etc. Desde luego que en la primera puesta pocas diferencias con las anteriores si bien percibes que debido al nuevo upper, y si le abres los cordones a tope, lo mismo te podrán quedar hasta anchas. Echamos a rodar y comienzas a percibir que en efecto el antepie es más flexible y eso hace que sea menos exigente. Viene muy bien porque como buena mixta también va a tener que bregar con ritmos más suaves y tiempos de contacto más prolongados. Por lo demás sigue siendo estable y tiene una amortiguación realmente equilibrada en cuanto a cantidad y tacto.

Comenzamos a meterle alegrías a las piernas y como siempre se muestra muy segura y con aptitud. Si le metemos series nos sorprende que llega sin problemas a ritmos altos sin lastrarnos aunque lógicamente no ofrece todas las sensaciones que te pueda dar por ejemplo unas Adios. Lo realmente interesante es que esa percepción de velocidad la tienes en una zapatilla con una amortiguación más que decente, un perfil nada desdeñable y bastante estabilidad. El kit de la cuestión como siempre ha sido en la Boston es el chasis, que transmite sensaciones de zapatilla racer. Si miramos el reloj veremos que nos salen tiempos parejos lo cual nos habla a las claras que muchas veces el factor percepción es determinante.

Como la Boston es una zapatilla con clientes muy polivalentes no tendría perdón no ponerlas a prueba en el típico parque. Como rodadoras bien, quizás algo más anchas le harían ganar aun más puntos pero no es su papel. Metidos en faena, lo mismo le da un farleckt que una serie se mueve como pez en el agua. No es algo que vayamos a descubrir pero la octava versión lo hace aún mejor gracias a la suela de nuevo corte. Se pega al suelo como una lapa dando igual la velocidad, lo malo que esté el suelo o los grados de la curva. Por si fuera poco la durabilidad es todavía mejor que en versiones anteriores.

Recomendaría la Adidas Adizero Boston 8 para corredores de pisada neutra que, dependiendo del peso y distancia, la quieran utilizar desde el entrenamiento diario (siempre menores de 70 kgs) como mixtas para entrenos de calidad o competiciones de larga distancia (menos de 80 kilos) o como zapatillas de competición para distancias menores de 10 kms a corredores de peso elevado pero ritmos inferiores a 4.30 min/km.

Peso: 246 gramos Pvp: 140 €

OK:

1/ Suela de grandes prestaciones y muy mejorada 2/ Equilibrio general 3/ Será capaz de convencer a los de siempre y acoger a algunos corredores que no la podían llevar hasta ahora.

K.O:

1/ Presenta pocas novedades en la media suela 2/ Sigue siendo algo estrecha para la mayoría