El corazón me late a 180 pulsaciones, sudo a mares y ya no puedo dar un solo salto más al cajón… “Me paro, lo tengo claro", pienso. ¡Vamos, Sara, que puedes!, me dice Ángel. Y es tan amable, tan encantador y profesional que saco fuerzas de donde no las tengo para no defraudarlo y continúo saltando. Ángel Lozano es el entrenador personal que me han asignado para un entrenamiento VIP en el Club Metropolitan Abascal. Cuando hace unos días recibí una llamada de la agencia comunicación del centro ofreciéndome probar este servicio, no me imaginaba que iba a terminar dándome semejante tunda.
AMBIENTE DE LUJO
Yo vengo del mundo de los gimnasios de barrio, en los que la mayoría de las veces, todo está limpio y es funcional… pero en los que nunca ha tenido cabida un decorador y el que un buen entrenamiento se asocia a un ligero olor a sudor y desinfectante. Así que podéis imaginaros lo que pensé al llegar a larecepción, ideal para el más moderno hotel de lujo. Allí mismo me estaba esperando Ángel, que se presentó y me condujo hasta el vestuario, ¡madre mía, yo quiero vivir aquí!, pensé yo de inmediato. No falta un detalle: mucho espacio perfectamente decorado, albornoz, toallas esponjosas, cremas, perfumes… ¿desde cuándo un vestuario huele a rosas? Pues yo ya no quiero entrar en ninguno que huela a otra cosa.
Al salir, mi entrenador personal para ese día ya tenía metidos algunos de mis datos en una báscula que analiza también la composición corporal mediante impedancia y que es utilizada por todos los nuevos clientes porque proporciona al entrenador algunos datos muy útiles para empezar a trabajar y controlar los progresos periódicamente. Tras unos segundos sobre el aparatito, me dio una buena noticia: mi edad metabólica es de 26 años, pese a que ya he cumplido los 43.
Mientras calentábamos sobre la elíptica, Ángel me contó un poco de su excelente formación y de cómo se había convertido en entrenador personal por vocación, y me preguntó sobre mi nivel de entrenamiento actual. Él ya había “hecho los deberes" y se había informado sobre mi pasado como deportista de élite… un “pasado, muy pasado", destaqué yo. Después de hablar un poco, diseñó para mí un circuito funcional que íbamos a realizar en la sala de CrossFit. ¡Y así es como terminé yo sudando a mares y con el corazón en la boca! El entrenamiento estaba bien planificado, porque terminó justo cuando yo ya no hubiera podido continuar a ese ritmo. Toda una experiencia entrenar asesorada por alguien que vigila cada detalle y te empuja lo justo para hacerte llegar a tu objetivo sin llegar a hacerte daño.
TRATAMIENTO CORPORAL Y ALMUERZO SALUDABLE
Para terminar el entrenamiento, una buena sesión de estiramientos, Ángel se despide… y sigue habiendo sorpresas para mí. Tras la ducha, una sesión de tratamiento corporal muy relajante, en una cabina maravillosa y con personal inmejorable. ¿Quieres ir al spa?, me preguntaron al terminar. No, contesté yo, pensando que si me metía en la estupenda estancia de aguas, no iba a ser capaz de volver a trabajar ese día… ¡ni al siguiente!
Cuando salí del vestuario, me tenían preparado un almuerzo saludable con un delicioso smoothie de verduras. ¿Y cuál es mi opinión? Pues muy fácil: ¡así es un lujo ponerse en forma!
A falta de...
Nosotros te recomendamos que acudas a un centro Metropolitan, pero si (de momento) no te lo puedes permitir, aquí tienes algunas pautas para diseñar tu propio plan de entrenamiento.
