En qué consiste
La endofibrosis en ciclistas se produce por un exceso de esfuerzo continuado que repercute en la zona pélvica y en concreto en la región de la ingle. En muchas ocasiones potenciada por una hipetrofia del musculo psoasilíaco. Este exceso de tensión continuada desemboca en una obstrucción de la arteria ilíaca externa que experimenta un endurecimiento y engrosamiento en sus paredes que reducen su diámetro y con ello, una reducción del flujo sanguíneo que llega a la pierna.

Síntomas y consecuencias
La reducción de flujo sanguíneo en cualquiera de las dos piernas es crítica para la práctica del ciclismo, pues disminuye automáticamente el rendimiento. De todas maneras, esto no es lo más grave de esta lesión, que se manifiesta en los primeros estadíos mediante un ligero hormigueo en la zona del muslo para acabar en un bloqueo total de la pierna por falta de riego, insensibilidad y dolor provocado por la isquemia o déficit de oxígeno en el tejido muscular.
Algunas técnicas pueden dar un diagnóstico precoz de la dolencia, tales como la medición de presión arterial de extremidades superiores e inferiores en los tobillos o ecografías doppler, que miden la cantidad de sangre que pasa por las venas y arterias, entre otras.
¿Tiene solución?
Hoy en día ha aumentado significativamente el porcentaje de éxito en la solución de este problema recurrente en ciclistas. Gracias a una mejora en las técnicas quirúrgicas. Efectivamente, la solución pasa por el quirófano, en donde se intenta reparar la reducción del diámetro de la arteria. Básicamente, lo que se hace es retirar la placa que ha desarrollado la propia pared de la arteria para volver a un diámetro normal o al inicial que tenía ésta. En ocasiones, es necesario realizar un injerto con tejido de otros vasos para reparar la zona en la que se ha retirado la placa obstructora.
Es cierto que existe cierta probabilidad de que vuelvan a aparecer placas que engrosen las paredes de la arteria, pero cada vez estas posibilidades son menores por una mejor técnica quirúrgica. Tras la operación hay que respetar un periodo inicial con actividad física moderada y en la mayoría de los casos, tras 3 meses de actividad limitada, se puede volver a entrenar con normalidad.
Otro factor a valorar en la recuperación de esta lesión es revisar la posición del ciclista sobre la bicicleta, tratando de buscar una nueva posición menos agresiva y que incida en una menor flexión de cadera, movimiento que tiende a comprimir y tensionar más las paredes de la arteria ilíaca.