Entrevista a Edurne Pasabán

Entrevistamos a la alpinista Edurne Pasaban, la primera mujer en la historia en completar los 14 ochomiles.

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Entrevista a Edurne Pasabán
Entrevista a Edurne Pasabán

Edurne Pasabán acaba de lograr su noveno ochomil en el Broad Peak, una ascensión muy difícil que la ha aportado mucho más que un nuevo título en su carrera: al tocar cima ha conseguido ser feliz de nuevo en la montaña y estar en paz consigo misma. Ha sido la primera mujer en coronar 8 de las 14 cumbres más altas del planeta y la única alpinista que ha salido viva del K2 (perdió dos dedos del pie en un dramático descenso).

Esta es la crónica que la misma Edurne hacía de la ascensión: "El 12 de julio a las 24:00h de la noche salimos del Campo 3 situado a 7.100 metros hacia la cumbre. Nos dirigimos hacia el collado de 7.850 m que separa las cumbres del Broad norte y principal. Hasta ese punto fue una agotadora subida de ocho horas abriendo huella y con un estado físico lamentable, algún alimento me causó vómitos. En ese momento fue cuando sentí más cercano el calor de mis amigos Ferran, Asier e Iván, que me empujaban hacia la cima. Los últimos metros los recorrí junto a Gerlinde Kaltenbrunner. Unidas en un abrazo llegamos a la cumbre, emocionadas y felices de poder compartir aquellos momentos tan intensos. Otra vez ha quedado demostrado que lo que encuentras en las montañas son grandes amigos. Hace unas horas que he bajado de la cumbre. A pesar de que mi cuerpo aún no se ha recuperado del esfuerzo, el cansancio ha dejado paso a una sensación que en mi interior tenía olvidada: siento de nuevo alegría. Estoy contenta y en paz conmigo misma. Unos años difíciles con una larga travesía por un desierto de vacío personal, han sido parte de un pasado que junto con la muerte de unos amigos en mi entorno, la montaña, llegaron a desequilibrar mi vida. Tuve también momentos emocionados para el recuerdo de esos amigos, y a pesar de todas las tristezas, en esta última cumbre me he reencontrado con mis ganas de soñar y de disfrutar de lo que más me gusta: los amigos y la montaña".

El K2 marcó un antes y un después en tu vida… Sí, exploté ahí. Hasta entonces yo iba haciendo cimas y cimas, y ·qué guay! Porque vas creciendo, consiguiendo retos, mañana otra y otra y así. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que no merece la pena, de que estás hipotecando muchas cosas: familia, amigos, pareja… y te preguntas si merece la pena y te das cuenta de que no. Después del K2 empecé a ser conocida, me agobié, no estaba preparada para que mi vida cambiara así. Yo me paré y me dije: "para, mira lo que está pasando en tu vida y reflexiona… He aprendido a tomarme las cosas más ranquila. Antes cuando no había tocado una cumbre ya estaba pensando en conseguir la siguiente, pero ahora no, voy a las montañas a disfrutar de lo que hago, valoro más el ir con amigos que hacer la cumbre en sí".

¿Qué significa para ti llegar alto en la vida? Con el tiempo me he dado cuenta, sobre todo cuando lo he pasado tan mal y he visto la muerte de cerca como en el K2, de que la vida es muy corta, así quelo primero para mí es conseguir hacer lo que tú quieres, vivir como quieres y disfrutar del día a día. No aspiro a ser la primera en nada no coleccionar cumbres, sino a disfrutar del día a día haciendo lo que quiero".

Antes de llegar tan alto, ¿cómo empezó tu pasión por la montaña? Mis padres me llevaban al monte de pequeña, yo soy de Tolosa, y en el País Vasco vives rodeada de montañas, es habitual salir al monte. A los 14 años me apunté a un club de montaña, empecé a escalar, y formé una cuadrilla de amigos con los que salía a la montaña: era gente mayor que yo, y podía irme con ellos a viajar, ir a los Pirineos, fuera… A los 17 ya andaba por los Andes, haciendo seismiles, y ahí empecé a conocer el alpinismo. Me encontraba muy bien al hacer cumbres altas, me aclimataba muy bien, y enseguida me di cuenta de que me encantaba, sobre todo porque viajaba mucho, porque esto de la montaña para mí ha sido una excusa para poder viajar y conocer diferentes países. Soy una persona que difícilmente se va de vacaciones por hacerlas, siempre tengo que buscar un motivo, y por eso me gustaba la montaña, porque podía unir el reto de subir a una cumbre con la pasión por viajar y conocer otros países y culturas.

Y con tan sólo 24 años intentas tu primer ochomil... Sí, llegó un punto de pasarse al Himalaya y a los ochomiles, pero yo nunca pensé en aquel entonces que haría esto algún día. A los 17 años cuando empecé a hacer seismiles ni me imaginaba que iba a poder hacer un 8.000.

¿Te planteaste en algún momento después del K2 en no volver a la montaña? Por el accidente y de perder dos dedos del pie, no mucho, porque al final piensas y es lo menos que me podía haber pasado, yo creo por ejemplo que Juanito (Oiarzabal), después de perder todos los dedos, que no se le curan, no le tendrá rencor a la montaña por eso sino por muchas otras cosas, como a mí me ha pasado, como lo de preguntarme si merece la pena. Pero al final es lo que te gusta, es como si te gusta la bici, y un día tienes un accidente, pues igual luego sigues saliendo en bici pero sigues montando en otro ritmo. Es un toque de atención, de seguir haciendo montaña pero sin presión, sin agobiarte y obsesionarte tanto. Yo en el K2 le he visto los cuernos al toro porque la bajada fue muy dura y yo creía seguro que me quedaba allí. Bajé sola durante un montón de tiempo, me quedé mucho tiempo sentada en un sitio sin luz hasta que vinieron Juan Vallejo y Juanito por detrás, y fueron momentos bastante duros. Es verdad que en ese momento no te pones nerviosa ni nada y dices, bueno, pues hay que salir de aquí o me quedo aquí. Y ahora, cuando lo pienso en casa y me pongo en aquella situación, piensas, ·qué mal!, me sudan las manos y todo. Estaba a 8.400 m sentada en un sitio y pensando "ahora qué hago, no tengo luz, creo que estos vienen por detrás, voy a esperarles…", si no llegan a venir por detrás, me hubiera quedado allí, pero en aquellos momentos no eres tan consciente, estaba más tranquila.

¿Y las decisiones se toman en equipo? Por ejemplo, como que se complique el ascenso a una cumbre y unos quieran subir y otros no, ¿te han pasado situaciones así? ¿qué se hace en esos casos? Lo bueno sería tener un jefe de expedición, ·jefe, jefe!, al que tienes que hacer caso en plan militar, pero en una expedición de amigos es muy difícil, no se da, porque uno dice tú me vas a decir lo que tengo que hacer, cuando yo me he pagado la expedición, es lógico. Si ves a un compañero que se le ha ido la olla, o que quiere continuar y tú sabes que está cometiendo un error, y que luego vas a tener que ir a rescatarle, porque no le vas a dejar ahí arriba ¿no?... Lo único que puedes hacer es recomendarle. El tener un buen equipo en el que se escuche unos a otros aprender del que más sabe, en todos los deportes, en todo en la vida, una de las mejores cosas que me han pasado es escuchar a la gente y si este tío, que tiene muchos más kilómetros que yo dice que no se puede pues será que no se puede tú, entonces cállate. Las personas tenemos que aprender de los demás.

En una expedición pasas meses fuera de casa, ¿cómo se vive allí? Yo me me monto mi pequeña casita. Mi tienda es como mi casa. Cada uno tiene su tienda, su intimidad y hay espacios comunes, como la tienda-el comedor. Intentas conseguir todas las comodidades posibles, pero cosas que aquí son tan fáciles e conseguir, como el agua, allí no lo son tanto. Por ejemplo, la ducha, hay que decirle al cocinero que nos caliente el agua, como hacían antaño nuestros abuelos, o te coges un cazo y te limpias así, es bastante incomodo. Por ejemplo el pelo, aquí estamos acostumbrados a lavar me parece superdeshigiénico, pero yo puedo estar 30 días sin lavarme el pelo, exagerado, al final siempre estoy con coleta, pero es que si me lavo el pelo a 5.000 m me cuesta mucho secarlo con todo el pelazo que tengo, podría coger un catarro enseguida y hay que controlarlo enseguida porque allí es casi incurable, no puedes tomar medicación porque te debilita. Por cierto, un consejo, las toallitas de niño son fantásticas, te sirven para todo (risas).

A esa altitud os tenéis que cuidar especialmente… Sí, la altura, el frío, además del esfuerzo físico, desgastan bastante., pero te acostumbras. Por ejemplo, lo primero que desgastas con la altura son los músculos. Está bien que vayas con más peso, más musculatura, porque lo primero que pierdes con la altura es músculo, vas perdiendo volumen… Yo hago mucho aeróbico, pero también mucha musculatura, yo suelo ir con un poco de sobrepeso, porque pierdo de 5 a 6 kilos de peso en cada expedición.

Hasta que llega el día de hacer cumbre ¿seguís entrenando allí? En esos meses tenemos que ir equipando la ruta e ir montando los diferentes campobases a las diferentes alturas: el campo base a 5.400 y vamos haciendo 3 ó 4 campos, según, uno a 6.000 otro a 7.000 y nos vamos aclimatando así a la altura. A 7.800 dejamos todo el material que vamos a utilizar para atacar cumbre, bajamos al anterior, descansamos y ataque a cumbre.

¿Y qué es lo que tiene la montaña para que después de todo lo que te ha pasado quieras regresar, qué es lo que te da la montaña para que enganche de esa manera? A mí me da paz y libertad, mucha. Antes comentaba que es muy difícil regresar a la vida real después de una expedición, pero es que allí yo me encuentro bien, quizás porque aquí vives en una vorágine de tiempo, de estrés, corriendo a todos los lados… que a final cansa a todo el mundo en todos los niveles, ·eh!, y en la montaña es el único sitio donde yo me centro solamente en escalar. El otro día comentaba con otros deportistas "es que no sabemos decir que no a nada cuando estamos aquí: a los medios, a la gente…"", y la única excusa para decir que no a las citas, a los agobios, es que me voy de expedición, ·y no pasa nada!, si tú me llamas dentro de un mes y te digo: no puedo porque estoy en Pakistán, pues no pasa nada, no hay problema, pero es que nosotros no somos capaces de decir que no a estas cosas cuando estamos aquí. Pero ¿sabes lo que hay que aprender? A tener aquí aquello que tenemos allí, pero es muy difícil, no sabemos hacerlo.

Puedes saber más de Edurne Pasabán en www.edurnepasaban.com