Aunque todos los deportes conlleven valores comunes como el sacrificio, la superación o el compromiso con uno mismo, las diferentes disciplinas, incluidas el CrossFit, el running o las actividades dirigidas dentro del ámbito del fitness, tienen beneficios concretos y pueden proporcionarnos mucho más que un estado de salud óptimo, si sabemos entrenar para ello.
La clave del desarrollo de competencias profesionales reside en conocer las variables de entrenamiento que manejamos en el día a día, los volúmenes y la frecuencia con la que entrenamos y competimos y el hueco que ocupan en el desarrollo de nuestras propias actividades de la vida diaria y laboral. Pero pongamos ejemplos prácticos con los que todos nos veamos identificados.
Hoy en día no hace falta que compitas para ser y sentirte una persona deportista. Todos aquellos que dedicamos un rato a entrenar, entre dos y tres días a la semana, aun siendo en diferentes disciplinas deportivas o actividades físicas, podemos obtener competencias profesionales muy beneficiosas para nuestro desarrollo laboral. Las empresas lo saben y apuestan por ello. Por tanto, no solo es importante conocer qué competencias se asocian directamente a mi práctica deportiva sino también, entrenarlas de forma consciente para obtener cada día, nuestra mejor versión.
A este respecto, el running en la calle o las novedosas carreras de obstáculos como la Spartan Race, en las que aprovechamos las cuestas, los cambios de superficie o cualquier elemento externo para ponernos a prueba de diversas formas, nos aportan adaptabilidad, capacidad de improvisación, superación y desarrollo de habilidades relacionadas con multitareas. Entre otras competencias profesionales, la pauta que nos permite mejorar nuestras competencias de manera paralela es el volumen de entrenamiento que manejamos en este tipo de deportes, mínimo 30 minutos por salida de entrenamiento y la frecuencia, de al menos 2 días a la semana. Además, estas actividades, aunque a priori parezcan individuales, nos aportan un gran acceso a la comunidad que se mueve a nuestro alrededor. Ya son muchas, millones, las personas que salen a correr a la calle, con y sin fines competitivos, lo que nos ayuda a sumar habilidades sociales cuando se practica en grupo.
Los deportes en equipo que conllevan retos físicos y/o mentales, como el fútbol, baloncesto o el balonmano, entre otros, requieren como filosofía de base la suma de esfuerzos para alcanzar con éxito las metas propuestas. El concepto de equipo se convierte así en un factor relevante. En este sentido, las compañías que incorporan empleados con este perfil deportivo, buscan las competencias profesionales que en ellos se desarrollan: creatividad, empatía y capacidad de liderazgo grupal.
Además, las personas que practican deportes en equipo suelen ser personas con una gran capacidad de extroversión y dinamismo, capaces de movilizar personas y negociar, con grandes habilidades de comunicación.
Por otro lado, los deportes o actividades que se lleven a cabo con base o soporte musical como las actividades dirigidas en los gimnasios, suelen aportar una buena integración sensorio-motora relacionada con el ritmo y los compases. En este sentido, las competencias profesionales que se desarrollan suelen ir relacionadas con la capacidad de organización y la buena planificación de tareas.
En deportes individuales de alta exigencia técnica como el tenis, la esgrima o la natación también se desarrollan este tipo de competencias basadas en la excelencia individual y el alto rendimiento profesional.
¿Y qué competencias profesionales pueden desarrollarse en un entrenamiento de CrossFit, o de HIIT? El entrenamiento de fuerza requiere no solo de una buena coordinación intermuscular. Activar cada vez de forma más sincronizada nuestra musculatura para levantar más peso o aumentar la intensidad de nuestro entrenamiento requiere que la persona desarrolle además capacidad de sacrificio, disciplina y responsabilidad. La capacidad de superarse constantemente hace que el entrenamiento de fuerza no solo consiga mejoras a nivel estético, estructural o metabólico, también se transmite en el día a día laboral. Este tipo de competencias también se asocia en el entrenamiento de deportes individuales de resistencia, como el esquí de fondo, el triatlón o el atletismo de larga distancia.
En este sentido, ya existen empresas especializadas en desarrollar competencias profesionales a través del ejercicio físico en instituciones y organismos públicos y privados. En mi caso, he volcado todo ese conocimiento en Freedom and Flow Company que ha sido pionera en introducir en nuestro país la innovación en ejercicio físico y salud como palanca de cambio en los hábitos de las personas, especialmente en aquellos directa e indirectamente relacionados con el desarrollo y crecimiento profesional.