Comencemos... Desde el principio

Suena el despertador, miro la hora y veo ¡5:45 de la madrugada!, no hay tiempo que perder, apenas 20 minutos para vestirme y desayunar. Comienza un nuevo día. En 30 minutos llega el tren y no puedo perderlo si no quiero llegar tarde. Como muchos días me toca ir corriendo hasta la RENFE, porque por unas cosas u otras siempre llego justito, pero bueno, me lo tomo como un pequeño entrenamiento matutino, ¡hay que ser positivo!

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Comencemos... Desde el principio
Comencemos... Desde el principio

Suena el despertador, miro la hora y veo ¡5:45 de la madrugada!, no hay tiempo que perder, apenas 20 minutos para vestirme y desayunar. Comienza un nuevo día. En 30 minutos llega el tren y no puedo perderlo si no quiero llegar tarde. Como muchos días me toca ir corriendo hasta la RENFE, porque por unas cosas u otras siempre llego justito, pero bueno, me lo tomo como un pequeño entrenamiento matutino, ¡hay que ser positivo!

Llego al cantón de limpieza de la Calle Canarias en Madrid, preparo mi carro y salgo a limpiar la ciudad. En este momento de mi vida soy barrendero y mi oficina se encuentra en el interior de un triángulo dibujado por el Paseo de las Delicias, la Calle Méndez Álvaro y la Calle Ferrocarril. Decidí trabajar de barrendero por las mañanas porque, entre otras cosas me permitía ir a la facultad por las tardes y sinceramente, siempre me gustó tener mi propia independencia económica.

La mítica "sentadilla" que recuerda a ese primer reportaje

Fueron 3 años duros, aguantar frío, la lluvia, el cansancio de jornadas de 14 horas entre clases y trabajo, pocas horas de descanso… Pero mereció la pena. Mi trabajo me permitía costearme mis estudios y además, en la soledad de las mañanas me daba tiempo a repasar mentalmente lo que había aprendido el día anterior en clase. Pronto te haces con las costumbres de la gente del barrio y empiezas a saludar a unos y a otros. A primera hora y siempre que mi ruta me lo permitía me acercaba a limpiar la zona de bares de la calle Áncora. Siempre había alguien que te invitaba a tomar una porra o un cafetito caliente, que se agradecía muchísimo, sobre todo en invierno. A eso de las 10 barría la calle donde se encuentra la redacción de Sport Life y otras muchas revistas hermanas, aunque en ese momento yo no lo sabía. Esto es algo trascendental en esta historia. Siempre veía un montón de gente entrar y salir por la puerta, gente con bicis último modelo, fotógrafos con sus equipos a cuestas, redactores, etc.

Uno de esos días, yo estaba haciendo mi turno como de costumbre, cuando un grupo de 3 o 4 personas se dirigían hacia la puerta que da acceso a las diferentes redacciones. Una mujer rubia, de cuerpo atlético y cara sonriente se separó del grupo y se dirigió hacia mí. Era Sara Álvarez, redactora jefa de Sport Life y me acababa de ofrecer servir de modelo para un reportaje sobre “La sentadilla". Imaginaos cual fue mi respuesta, yo, que estaba estudiando Magisterio de Educación Física en ese momento y me apasionaba todo lo que tenía relación con deporte o ejercicio, CLARO QUE SÍ, acepté sin dudar.

El día de las fotos, Sara me acompañó y le estuve contando mis planes y proyectos de futuro, como si de un sueño se tratase. Después de esto hice algún reportaje más sobre estiramientos e incluso una portada para la revista Runner’s World. Parecía que todo se había quedado aquí cuando, hace aproximadamente un par de años, estando en la playa, se me vino a la mente una idea. Ya que soy diabético y tengo la formación necesaria para contarle a la gente en que consiste esta disfunción, ¿Por qué no animarme a escribir sobre ello? Me puse de nuevo en contacto con Sara y Juanma, ¡Después de 5 años! ¡Y se acordaban de mí! Les pareció muy buena idea lo de hablar sobre la diabetes y el deporte y Yolanda Vázquez me propuso hacer un artículo algo más extenso sobre el mismo tema para su sección de Nutrición, una cosa llevo a la otra y aquí me veis, colaborador y bloguero en sportlife.es.

Ya son unos cuantos los artículos en la revista que llevo a la espalda y mi objetivo es seguir acercando a la gente mi pasión e ilusión por vivir, de una forma sana, disfrutando del deporte, en compañía o solos, luchando contra nuestras marcas personales.

Comenzamos

El otro día, hablando con Juanma y Yola sobre la forma en que nos conocimos, me di cuenta de lo caprichoso que es el destino, aunque luego te das viéndolo fríamente, pensé que lo normal en la vida es que el esfuerzo tiene su recompensa, y al final, el que la sigue la consigue.

Quien me iba a decir a mí, cuando barría las calles, que de ser lector de Sport Life pasaría a formar parte de este gran equipo de profesionales cuya aspiración no es otra que hacer partícipe a todo el mundo del que ya considero también mi lema: ‘La vida es el mejor deporte’.