Testimonio Lourdes
Al volver de Suiza mis amigos, que sabían lo que me costó no comer carbohidratos principalmente en forma de pan y cerveza (no es que fuera una borrachuza), me preguntaron si lo primero que haría es ir a la panadería y sentarme allí hasta acabar las existencias o simplemente me iría al primer bar a beber directamente de la fuente del barril de cerveza. "¿Qué harás con la dieta, volverás a comer carbohidratos o seguirás con las proteínas, grasas y con todo lo que hasta ahora has estado comiendo?"
Pues bien. Os cuento. Ha habido un antes y un después. El día de la prueba entendí muchas cosas, difíciles de ver a primera vista y menospreciadas por los deportistas en general. Hasta que las experiencias no se viven en primera persona son difíciles de apreciar, entender o aceptar.
En general todo el mundo piensa que un Ironman no es bueno para la salud. Y es normal que lo vean así, porque suele ser así. "Suele", no "tiene". No es imprescindible pagar la factura de un Ironman con la salud. No, no hace falta, se puede estar fuerte y sano a la vez. Como dice Phil, muchas personas sacrifican la salud para estar fuertes y eso no tiene ningún sentido. Parece que la lesión, el sufrimiento, la agonía, el esfuerzo brutal, el estrés físico venga incluido en el pack deporte. He podido constatar que no, todo esto no ha de formar parte del juego obligatoriamente.
Entender que no es más sano y fuerte el que más roto llega o el que supera más dificultades añadidas gratuitamente. Sí, para mí entrenar y entrenar y llegar agónico al final de una prueba no es símbolo de nada más que de no entender nada. El deporte ha de ser algo saludable, divertido y no convertirse en sacrificio, agotamiento, obsesión, en lesión y pasarlo mal. Hacer las cosas con sentido común. ¿Tanto deporte para qué? ¿Para acabar roto? Cuando se supone que ha de ser algo saludable. Mi conclusión más relevante es que entendemos muy mal el deporte, pensamos que nos podemos batir con Mark Allen y de verdad, después del primero segundo y tercero que cruzan la meta, el resto, todos estamos a la cola y más por supuesto en mi liga, de 40 años para arriba, rozando los cincuenta :) ¿Realmente vale la pena bajar el tiempo a cambio de romperse, con lo que conllevan las lesiones?
¡Gran pancarta y gran animador!
Aceptar que menos es más, mi entreno más largo en bici fue de 115 km y siempre por debajo de 139 pulsaciones. En mis primeros 90 km bajé 20 minutos el tiempo de mi último Ironman. En la segunda quise reservar ya que nos esperaba una maratón muy dura por el clima y la hice exactamente igual que en mi primer Ironman.
Verme y sentirme fuerte durante todo la prueba, para mí ha sido un antes y un después. He entendido que lo saludable forma parte del juego y hace una gran diferencia.
Lo que dice Phil
Las palabras de terceros difícilmente pueden explicar, con precisión, el maravilloso viaje de Lourdes; incluso las palabras de ella apenas rozarán la superficie.
Trabajar con Lourdes a lo largo de los últimos 10 meses ha sido un verdadero placer. Al principio, lo que ella tenía en mente era conseguir una mejor marca en un Ironman, pero lo que ha aprendido es muchísimo más. Esta es mi forma de trabajar con el atleta, dándole una dirección. No le doy planificaciones ni una dieta a seguir, sino que le animo a que aprenda por sí mismo qué es lo que su cuerpo quiere y necesita. Al desarrollar su intuición y sus instintos, Lourdes ha obtenido un éxito mucho mayor del que esperaba.
Lourdes ha aprendido varias lecciones vitales muy relevantes, que van más allá de ponerse en forma para competir en un Ironman. Al tiempo que mejoraba su forma física para este evento, ha ido ganando en salud. Aprender a discernir entre estos dos estados únicos es crucial para alcanzar el éxito deportivo. Demasiadas personas sacrifican su salud en pro de la forma física. Todos podemos constatarlo durante una competición: la zancada desacompasada de los corredores, el gesto de dolor en sus rostros y sus cuerpos derrotados. Lourdes misma pasó por delante de muchos de estos atletas durante su maratón.
Otra lección muy importante para Lourdes fue la de centrarse en su propio viaje, tanto durante la preparación como durante la carrera misma, en lugar de competir con otros corredores. El Ironman, como cualquier otra competición, es una carrera de uno consigo mismo.
Todo viaje con un buen final está repleto de pequeñas batallas. Estas nos ayudan a fortalecernos tanto física como mentalmente. Y Lourdes también las tuvo. Aprender a comer según sus propias necesidades, por ejemplo, seguramente haya constituido un reto mucho mayor que los 4 km a nado, los 180 km en bici y los 42 km a pie. Asimismo, el hecho de haber entrenado la mente, con una buena nutrición y unos buenos conocimientos sobre lo que es un cuerpo sano, resultó más importante aún que fortalecer su musculatura.
Gracias a su magnífica preparación, Lourdes compitió increíblemente bien a lo largo de toda la carrera. En una jornada tan extremadamente tórrida y húmeda (perfecta para las ampollas) y en la que todos los participantes aumentaron su marca, ella mejoró sus tiempos de manera sustancial, se sintió mejor de lo esperado y llegó a meta sabiéndose fuerte y con la convicción de que podía haber corrido más rápido: todo esto es lo que conforma una magnífica carrera y un viaje aún más grande, que todavía continua…
Testimonio de Ester
Acompañar a Lourdes en el Ironman de Zurich fue, para mí, un auténtico regalo, pues pude ser testigo de su enorme fortaleza física y mental, constaté la magnífica regularidad de su zancada y su perfecto equilibrio muscular, y sentí de cerca sus auténticas ganas de disfrutar cada paso que daba, pese al calor infernal que derrotó a un altísimo número de participantes.
El gran abrazo de meta
Durante estos 10 meses de entrenamiento Maffetone, he empatizado profundamente con Lourdes al verla necesitada muchas veces de más datos concretos, más pautas alimentarias, más series, más trabajo de fuerza… y, en cierto modo, de más “sensación de cansancio físico" ¡para poder tener la certeza de que estaba haciendo algo! Menudo cambio de paradigma, el suyo…
He comprendido (y compartido), por tanto, sus momentos de euforia, confusión e, incluso, desesperación. Y aunque en alguna ocasión cometí el error de aconsejarla, he mantenido mi papel de observadora —modelando al propio Phil— para que Lourdes, por sí misma, fuera dando con todas las respuestas que necesitaba… algo que conseguía en el mismo momento en que dejaba de buscarlas fuera.
La constatación de que íbamos por buen camino fue cuando oí decir a Lourdes que al fin lo comprendía todo: que lo que este método te enseña es a adoptar un estilo de vida saludable, que a su vez te permite correr un Ironman sin romperte, sin sufrir y sin sacrificar el resto de tu vida por las múltiples lesiones, catarros, infecciones y demás síntomas que suelen aparecer al entrenar de manera inadecuada.
Desde aquí, y de todo corazón, mi más sincera enhorabuena a Lourdes por haber logrado su medalla y mi más profundo agradecimiento por haberme escuchado aquel otro caluroso 1 de julio de 2014… en el café Zurich de Barcelona. ;-)
Hay vida después del Ironman... ¿Pero y carbohidratos?
Testimonio Lourdes