El mejor momento es siempre ahora y el mejor recuerdo será siempre mañana

He pasado las Navidades en las montañas del mundo. Incluso he subido dos veces el Everest aunque no me he alejado de Cercedilla. Durante estas fiestas he leído (en realidad en apenas tres días ya había llegado al final) el último libro de Kilian Jornet “Nada es imposible".

Fran Chico

“El mejor momento es siempre ahora y el mejor recuerdo será siempre mañana”.
“El mejor momento es siempre ahora y el mejor recuerdo será siempre mañana”.

Lo que es imposible es no disfrutar de su lectura. Si esperas encontrarte un relato de aventuras del gran superhéroe de la montaña del siglo XXI, mejor cómprate otro libro. “Nada es imposible" es una estupenda colección de vivencias y reflexiones de un hombre, con todas sus contradiciones y dudas, por mucho que ese hombre sea capaz de subir al Everest dos veces en una semana o haya sido intocable durante años en las competiciones de Trail running o de esquí de travesía.

Kilian escribe con tanta sinceridad que durante las 235 páginas te sientes incluido dentro del estrecho círculo de gente con la que comparte su vida para acabar entendiendo el proceso de cómo ese niño que con cinco años había subido el Aneto se ha convertido en una leyenda del deporte.

El libro mezcla el relato de sus competiciones y expediciones con reflexiones realmente interesantes. Como la que hace del doping “A mí no me jode que pillen a alguien por dopaje porque piense que podía haber ganado yo. Lo que me molesta es que el rendimiento que ha demostrado que no es real, no sirve como referencia y es un mal ejemplo para la práctica deportiva. Por eso hay que ser estricto y apoyar la lucha antidopaje. No todo vale y lo que es verdaderamente importante es conocer nuestro límite y nuestras limitaciones. Pero, tal vez, la mejor arma contra el dopaje y las trampas sería desmitificar el deporte, eliminar los podios. Los héroes no existen". Amén.

Y especialmente de acuerdo estoy la reflexión que hace Kilian de la locura de las redes sociales hasta el punto de que casi más importante que hacer cosas es enseñar lo que haces. “Todo lo hacemos para que “llegue", pero de pronto, nos percatamos de que queriendo llegar a todo el mundo, hemos descuidado un detalle: ya no somos capaces de llegar a nosotros mismos. Y, sin que seamos conscientes, hemos cambiado nuestra perspectiva, porque actuamos, pensamos o escribimos sabiendo que estamos siendo observados y analizados. La consecuencia: estamos cambiando lo que hacemos y, sobre todo, cómo lo hacemos". Amén de nuevo.

Lo que es imposible después de leer su “Nada es imposible" es no querer salir inmediatamente a adentrarte en las montañas del mundo siguiendo el mantra de Kilian: “El mejor momento es siempre ahora y el mejor recuerdo será siempre mañana".