En la entrega de premios de la Bici del Año ese genio del humor que se llama Javi Sancho hizo un monólogo espectacular en el que los que corremos por la montaña cobramos lo nuestro. Entre otras cosas, Javi decia que si en lugar de llamarlo trail running se le nombrara por su nombre de verdad, "correr por el puto monte", no iría nadie.
Hacía años que no participaba en "una carrera por el puto monte" pero este verano he subido "en plan rápido" muchas de las montañas que están cerca de mi pueblo, Cercedilla, y tenía ganas de estar en una carrera que se había recuperado en el pueblo hace tres años. Había visto la foto en blanco y negro de la salida de la primera edición, un 1 de octubre de 1916, y reconozco que hacía ilusión seguir los pasos de esos pioneros en una carrera bautizada como el "abrazo del dragón", aludiendo a la Sierra del Dragón, el nombre por el que se conocían los Siete Picos.
Eran 9 personajes en la salida, en 2018 fuimos 150 por aquello de la limitación en el Parque Nacional y el "extremo" desgaste que supone que pase gente corriendo (en la salida realmente 148 porque mi hijo Javi y yo nos despistamos con la hora y salimos 20 minutos más tarde). Curiosa la experiencia de ir no el último, sino el superúltimo con la tranquilidad de que no has venido a ganar sino a disfrutar de la montaña y a retarte contigo mismo. Ya en el km 6 habíamos cogido a los "escobas" y empezamos a pasar corredores y a sentirnos parte realmente de la competición.
La verdad es que aunque he estado con una semana de agujetas tremendas (lunes y martes bajando las escaleras al revés) tengo que decir que me encantó la prueba. 16 km sin un metro llano, con algunos pasos realmente técnicos, pero con algunos paisajes espectaculares tanto en la zona de la Senda Herreros como en en la travesía de los 7 Picos. Una carrera, además, con impacto cero ya que en los avituallamientos no te daban una botella de agua aunque la dejarás allí mismo. Tenían grandes botellones para coger agua; como nosotros no llevamos chaleco de hidratación ni flags ni nada, pues a beber del chorro y para adelante.
Al final fueron 2 horas y 20 minutos de esfuerzo pero también de un gran disfrute. Javi tiene razón. Habrán inventado el trail running pero esto en esencia lo mismo en 1916 que ahora: correr por el puto monte. ¡Y lo que nos gusta correr por el puto monte!