Los 7 fallos del deportista a la hora de protegerse del sol

Los errores del deportista a la hora de cuidarse de la radiación solar

Redacción Sport Life

Los 7 fallos del deportista a la hora de protegerse del sol
Los 7 fallos del deportista a la hora de protegerse del sol

Tenemos la suerte de que España sea un país con una media de 300 días soleados al año, lo que además garantiza que podamos hacer mucho deporte al aire libre.

El sol nos aporta muchos beneficios para la salud, tanto físicos como psicológicos, pero si no nos cuidamos de la parte nociva de sus rayos nos estamos arriesgando a padecer enfermedades en la piel y en los ojos que pueden subsanarse dejando de cometer estos errores.

A la mayoría de los deportistas nos da pereza usar crema para el sol antes de hacer deporte. No estamos totalmente acostumbrados a esta necesidad, e incluso buscamos excusas de todo tipo: voy a salir poco tiempo al aire libre, está nublado, solo enseño un poco de las piernas al sol… Todo errores, pues es indispensable estar protegido cuando nos dispongamos a hacer deporte en el exterior, y más ahora que el buen tiempo está ya aquí. Es importante tener claro lo que necesitamos para estar bien protegidos durante nuestra actividad deportiva y conocer los errores más habituales en los que caemos.

1. No adaptar el protector solar a la tipología del ejercicio

Antes de nada debes de tener en cuenta la intensidad del ejercicio. Si vas a sudar mucho, tu propio fluido hará que la piel absorba peor el protector solar, consiguiendo que todo el esfuerzo que has hecho de usarlo no sirva para nada. En este sentido desde Sport Life recomendamos un protector que esté pensado para la práctica deportiva, ya que tendrá en cuenta el factor sudor.

2. Usar un solo protector solar para todo el cuerpo

Es un fallo demasiado común pensar que un protector solar vale para todo. Hay zonas del cuerpo que son más sensibles al sol, por la zona, el tipo de piel o la exposición, hablamos de la cara, los labios… por ese motivo es importante utilizar algún producto específico para las zonas sensibles con el objetivo de que estén más hidratadas y protegidas.

3. No adaptar el protector a tu tipo de piel

En lo que a factor de protección solar (FPS) se refiere, si tienes la piel clara ni se te ocurra bajar del 50, si en cambio tiendes a ser moreno puedes estar más tranquilo en el 30. No descartes tampoco las cremas de ‘cobertura’ total si eres muy blanco o si vas a pasar muchas horas debajo del sol.

4. No tener en cuenta el factor acuático

En este punto es importante tratar los deportes acuáticos. Aunque uses neopreno, el agua refleja los rayos del sol más que el suelo, y los hace mucho más dañinos. Por este motivo tienes que protegerte sí o sí, y además buscando una protección muy elevada y que sea resistente al agua, teniendo claro que hay dos tipos de protectores: Water Resistan y Water Proof. Los primeros aguantan 40 minutos de inmersión, mientras los segundos pueden llegar a la hora y media de resistencia en tu cuerpo.

5. Olvidarte del cabello, cicatrices y tatuajes

Solemos centrarnos en el cuerpo, pero el pelo también hay que protegerlo. Si eres muy rubio deberás usar un protector para el cuero cabelludo y si tienes el pelo largo deberías pensar en una buena mascarilla capilar. Así los efectos del sol sobre tu pelo serán menos dañinos. Además, hay que tener en cuenta a las cicatrices o los tatuajes. Se venden barras de crema especiales de alta protección para aplicar directamente sobre ellos.

Deportista, ¡protégete del sol!

Los ciclistas suelen ser muy descuidados a la hora de protegerse del sol y pasan mucha horas expuestos a él

6. No usar protección los días nublados

Si vas a estar más de una hora en días nublados también tienes la obligación de proteger tu cuerpo de la radiación solar. Conocemos pocas sesiones de deporte (o ninguna) que duren menos de ese tiempo. A partir de la hora bajo el sol tu piel comienza a recibir el daño, que en muchas ocasiones es irreparable a medio plazo, aunque el día esté ‘cerrado’. En días de verano de alta radiación, los daños en las pieles más claras comienzan pasados solo 15 minutos y tan solo en 25 en las pieles oscuras, en estos casos la recomendación es de 50 FPS para todos.

7. Solo usar el formato crema en tu protección

Estamos acostumbrados a tener el protector en crema, por tradición y por comodidad, pero hay otros que facilitan su aplicación y absorción como es el espray. Este deja menos residuos, ayuda a transpirar mejor a nuestro cuerpo, no se tiene que extender tanto y resisten mejor agua y sudor… evitándonos los molestos ‘chorretones’ con crema en los ojos.

Conoce al enemigo, así son los Rayos UVB y los UVA

Para que conozcas mejor al “enemigo" que te enfrentas, te vamos a hablar de los rayos UVB/UVA. Son las radiaciones ultravioletas que entran por la capa de ozono. Los UVA llegan a la dermis y la hipodermis, mientras los rayos UVB solo entran en la epidermis. Sus efectos se acumulan con el paso del tiempo, de ahí la importancia de estar protegido siempre, año tras año. Causan el 90% de los melanomas y de otros cánceres de piel.

El SPF (Sun Protector Factor) o FPS (Factor de protección solar) te cuantifica el nivel de protección frente a los rayos B, ya que para los A no hay medida establecida por la Unión Europea. Desde la UE consideran que el filtro para los UVB sea tres veces mayor que para los A, es decir, Si el SPF de los rayos B es de 30, la protección solar frente a los UVA debe de ser de 10.

No todo en el sol es malo

Nuestro amigo el sol también hace muchas cosas buenas por nosotros. Fortalece los huesos y los dientes gracias a la presencia de la Vitamina D. Esta vitamina es muy importante para la mineralización de los huesos, con 10 minutos de sol durante un par de veces a la semana, suficiente. Hay enfermedades cutáneas que mejoran con el sol en algunos casos, como ocurre con la psoriasis.

En lo que a la parte interior del cuerpo se refiere, el sol sirve para aumentar los glóbulos blancos, siempre y cuando lo hagamos de manera moderada y controlada. Esto nos ayudará a tener un sistema inmunológico mejor.

Además, el sol sirve para equilibrar el colesterol. Las personas que viven en climas soleados presentan menos incidencia de enfermedades cardiovasculares y los niveles de colesterol mejor equilibrados. Se ha comprobado que los niveles de colesterol son menores en verano, en parte porque la luz UV es necesaria para metabolizar el colesterol, y cuando tomamos el sol disminuye el nivel de colesterol y evita que se pegue a las arterias.

El sol provoca una vasodilatación de los vasos sanguíneos superficiales y aumenta la circulación de la sangre en la piel, disminuyendo los valores de presión arterial. También aumenta el metabolismo y la depuración de los tejidos. La explicación parece que está en la vitamina D que te hemos mencionado.

La mente es otra de las grandes beneficiadas de estar bajo el sol, pues los rayos UV aumentan la producción de serotonina, que ayuda a aumentar la sensación de bienestar, regula el sueño, y ayuda a pelear contra el cansancio, la depresión y el estrés.

En esta línea, el sol también ayuda a mejorar tu vida sexual. En general hay más sexo en verano, debido a la testosterona. Y es que el sol con moderación aumenta los niveles de esta hormona en la sangre, que es responsable del apetito sexual. El sol ayuda a que suban las temperaturas, en todos los sentidos.

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