La cadena de la desmotivación
La motivación es el motor de nuestras acciones y la fuerza que nos empuja a actuar y a ser creativos cada vez que nos encontramos con un obstáculo en nuestro camino. La motivación está relacionada con la voluntad para alcanzar las metas y con la importancia que tenga para nosotros el objetivo.
Hay tres elementos que actúan como imanes en la generación de la motivación que son la energía, el optimismo y el coraje. Estos elementos nos ayudan a no caer cuando la sombra de la adversidad nos visita.
Los cuatro ejes de la motivación
Antoni Girod, experto en la preparación mental de deportistas de alto nivel, establece que los cuatro ejes principales de la motivación son la necesidad, las ganas, el deber y el poder y que la motivación se puede expresar en términos de buscar algo o de evitarlo.
Motivación: Necesidad Ganas Deber Poder
Siguiendo este esquema de pensamiento, habrá deportistas más sensibles a la necesidad, otros a las ganas, algunos al deber y otros tantos al poder. De la misma forma, unos estarán más motivados cuando buscan y otros cuando evitan. En el momento en el que tomemos conciencia de lo que más nos motiva, tendremos delante de nosotros la chispa que prende nuestro motor de arranque.
Imaginemos por un momento que las frases que más motivan a un deportista están relacionadas con el poder y la búsqueda. Una frase motivadora tipo para él sería: "Puedes hacerlo. A por ello". Supongamos ahora que ese deportista está a punto de jugar un partido importante o de participar en una prueba o competición y que lo que escucha de boca de su entrenador o preparador antes de su actuación es: "Tienes que hacerlo bien. Procura no ponerte nervioso". Estas palabras están dentro de una secuencia de motivación diferente de la que él o ella necesita y esta frase, en cierta manera, le va a paralizar y a inhibir su mecanismo motivador, ya que está relacionada con el deber (tener que) y el evitar algo, en este caso el nerviosismo. Esa expresión ha transformado la espiral motivadora y puede que los resultados obtenidos no sean los deseados.
El talento puede no manifestarse en su máximo esplendor debido a que la forma en la que nos hablan no sea la más adecuada para nosotros. La importancia de conocer cómo funciona el lenguaje y cuáles son los mecanismos que alientan los distintos perfiles puede hacer que el talento no se quede clavado en el suelo.
Pero esto no nos exime como individuos de nuestra responsabilidad en nuestras propias motivaciones. De nada sirve el echar balones fuera y culpar a los demás de nuestra falta de motivación, ya que ésta parte del interior. Cuando sea necesario, debemos utilizar nuestros transformadores emocionales para neutralizar esas frases o comentarios "asesinos". Claro que, para ello, antes debemos de saber cuáles son. Por ello, te invito a que te tomes un tiempo para encontrar esas palabras clave. Estas preguntas te ayudarán a despejar dudas:
• ¿Qué tipo de argumentos me persuaden más?
• ¿Qué palabras suelen impedir que mis objetivos se realicen?
• ¿Qué comentarios me ponen más ansioso?
• ¿Qué comentarios me aportan más tranquilidad?
• Cuando formulo un objetivo, ¿cuáles son los términos que empleo?
• De los cuatro ejes principales de la motivación (necesidad, deber, ganas y poder), ¿cuál es el que más me motiva? ¿Y el que más me desmotiva?
• ¿Expreso mis ideas en términos de buscar o evitar algo?
Estas preguntas son de gran utilidad para centrar nuestra motivación y te pueden ayudar a saber cuáles son los elementos que potencian tus capacidades. Si eres entrenador, piensa que puedes usar estas preguntas para trabajar con cada miembro del equipo de manera individual, con el equipo en general en una situación relajada y serena, ya que no sirve de nada hacerlo en un estado de presión o de pesimismo, o para realizar una introspección personal.
La cadena de la desmotivación
Círculo de la negatividad
La cadena de la desmotivación
En el deporte de élite la capacidad de resistencia al fracaso es fundamental, ya que tras una derrota o cúmulo de derrotas la confianza se derrumba y el paso hacia la desmotivación es muy corto. Para ello hay que saber remontar las frustraciones y tolerarlas.
La desmotivación es un sentimiento de desesperanza ante los obstáculos, un estado de angustia y pérdida de entusiasmo, disposición o energía. El deportista que se deje envolver por la desmotivación puede estar poniendo las bases para el fin de su carrera. Renny Yagosesky, experto en conducta, afirma que la desmotivación es un estado interior limitador y complejo, que está caracterizado por la presencia de pensamientos pesimistas y una sensación de desánimo. Este estado se origina como consecuencia de la generalización de experiencias negativas y la autopercepción de la incapacidad para generar los resultados deseados.
Si dentro de nosotros aparece el pesimismo, la negatividad y el desánimo, hará acto de presencia la desmotivación y los demás nos percibirán como personas desganadas, desilusionadas y desconfiadas. En el deporte de equipo este estado se contagia y contamina el espíritu de grupo.
Cuando la confianza se resquebraja es necesario iniciar un proceso de autorreflexión para retomar el estado positivo interno y demostrarnos que podemos seguir adelante. La confianza es un valor intangible que se construye, se promueve y se favorece desde el interior del deportista, aunque también influyen el entorno, el clima del vestuario y otras variables externas. Estas pautas conforman los pilares de la recuperación de la confianza ante un momento adverso:
• Hay que desterrar de la mente los pensamientos negativos y los malos recuerdos de experiencias pasadas.
• Es necesario que no nos enrosquemos en la situación de derrota que podamos tener debido a los resultados no deseados. Hay que proyectarse hacia la mejora.
• Es fundamental el evitar las comparaciones destructivas con los demás, ya sean otros jugadores de nuestro equipo o deportistas rivales, ya que esto impedirá nuestro desgaste emocional y nuestra erosión mental.
• Es vital establecer un diálogo interno positivo para desatar la credibilidad en nosotros mismos.
• Es importante orientar cada día nuestras decisiones y los comportamientos asociados hacia lo que deseamos, en lugar de estar permanentemente enfocados en lo que no queremos.
Cada deportista debe recuperar la confianza a su manera y reconocer qué fue lo que la debilitó, interpretando la situación desde otro punto de vista y encontrando los refuerzos positivos propios. Cuando perdemos la confianza y nos desequilibramos podemos caer en la tentación de revolvernos contra el entorno y de enfrentarnos a nosotros mismos. En este momento es fácil ser víctimas de un estado interno emocional negativo muy intenso que nos puede llevar a un agujero sin fondo. La buena noticia es que la puerta de salida del agujero está dentro nosotros. El secreto está en creer en nosotros mismos pase lo que pase. Esa credibilidad nos otorga la fuerza para relajarnos y confiar.
En los casos de pérdida de confianza, el camino para recuperarla no es fácil, ni rápido, ni estándar. Para invertir el sentido de las agujas que parecen estar dirigiendo nuestra vida y estimular la confianza es preciso establecer qué desencadenante hizo que perdiéramos la confianza. Es normal y humano que tras una serie de fracasos los deportistas dejen de creer en sí mismos y pierdan la confianza. De hecho, este momento es de gran utilidad para el autoconocimiento y para aprender a convivir con nuestras emociones menos agradables.
ACUMULACIÓN DE FRACASOS → DESCONFIANZA
Esta secuencia de etapas conforma una buena base para deshacer el nudo emocional de la falta de confianza y lograr sentar la plataforma de la motivación:
• Reconocer, sin presiones, que somos presa de un atasco.
• Tomar conciencia de la situación y analizar cómo nos está afectando y cómo se traslada al resto del equipo.
• Identificar qué nos estamos perdiendo.
• Localizar la onda expansiva de ese nudo y comprobar a cuántas personas más de nuestro entorno está alcanzando como nuestra familia.
Círculo de la negatividad
Círculo de la positividad
Generar energías positivas
Cuando la energía que rodea al deportista es baja, cuando no tiene ganas de nada, cuando se muestra apático y desinteresado se le presentan problemas, malos resultados y situaciones que no desea. Esto es porque las energías iguales se atraen.
Es importante tomar conciencia de ello porque podemos destruir nuestras aspiraciones. La importancia del pensamiento positivo en la motivación es clara. Y es que el estado positivo tiene un tremendo poder de acción. Los deportistas que piensan en positivo son capaces de ir hacia delante desde el realismo y son capaces de pensar que pueden cambiar las circunstancias. Esta forma de pensamiento está en modo búsqueda de soluciones en lugar de víctima del entorno. El pensamiento positivo despierta partes del cerebro que están dormidas. Las personas negativas, que todo lo ven mal y a que nada les conviene suelen ser personas más rutinarias y poco dadas a las soluciones creativas por esa falta de estimulación cerebral.
Los deportistas que piensan en positivo suelen reunir una serie de características:
• Son equilibradas, serenas y de buenas formas.
• Su muestran cercanas y sensibles.
• Tienen una mente poderosa que siempre está buscando soluciones y alternativas prácticas.
• Cuando no pueden cambiar las cosas, cambian de actitud porque saben que ahí está la verdadera transformación.
• No se torturan por los errores cometidos.
• No viven atormentados por sus carencias o debilidades.
• Sustituyen los pensamientos destructivos por otros optimistas, enérgicos y constructivos.
• Saben encontrar motivos para estar en paz consigo mismos.
• Confían en sus capacidades.
Fíjate cómo la desmotivación está relacionada con el pensamiento negativo. La negatividad produce hastío y lleva a la angustia, al mal humor, a encerrarnos en nosotros mismos y a atormentarnos más, por lo que se genera un círculo vicioso que hay que combatir. Este círculo conforma una cadena de consecuencias desastrosas que se va moviendo a una velocidad cada vez más intensa y que contamina cada vez a más personas.
Un entrenador debe darse cuenta de esto, ya que un deportista negativo que toma protagonismo en el vestuario provoca un ambiente enrarecido y tóxico. El círculo de la negatividad está compuesto por el hastío, la angustia, el mal humor, la susceptibilidad, el aislamiento, la congoja y la negatividad.
A un deportista negativo le suele delatar, además de las palabras, el lenguaje del cuerpo, ya que pone el acento en los movimientos que acentúan el signo del "no", de la dificultad, del bloqueo y de la falta de actividad. La mente se materializa en el cuerpo. El cuerpo sigue las órdenes del subconsciente.
Las personas positivas y confiadas contagian su fuerza a través del cuerpo. Su cabeza suele estar alta, su cuerpo erguido, sus hombros relajados, poseen una mirada concentrada y su forma de desplazarse es rítmica y enérgica. Su cuerpo proyecta un mensaje positivo y de potencia. Un entrenador con carisma sano y humilde proyecta de forma natural esta imagen de confianza y superación.
Ser positivo no significa cerrar los ojos a la realidad y recrear una situación ficticia en la mente. Eso sería caer en la trampa del autoengaño, que suele ir acompañada del fraude de la autojustificación. Ser positivo es querer ir hacia delante desde el realismo, como ya hemos comentado. Los deportistas positivos son capaces de cambiar la secuencia del círculo vicioso de la negatividad por la secuencia del círculo virtuoso de la positividad, que está formado por el interés, la tranquilidad, el buen humor, la confianza, la comunicación y la alegría.
De lo que se trata es de superar los obstáculos de manera constructiva y de establecer un plan de acción motivador para superar las dificultades, con la fe y la esperanza puesta en nuestras capacidades. La motivación se percibe en la entrega y la entrega depende de la fuerza de voluntad de cada deportista.
Círculo de la positividad