1/ Hazte un estudio nutricional profesional
Hay cosas en las que gastamos sin dudar y luego para otras, como puede ser hacerte una prueba de esfuerzo, ir a una revisión al dentista o tener un estudio profesional de nuestra nutrición, nos cuesta una vida. Y realmente un nutricionista experto te ayudará a encontrar tus fallos y realmente a personalizar tu alimentación a tus características físicas y a los objetivos que persigues.
2/ Entrenar en ayunas
Te da un extra pero para poder hacerlo sin correr riesgos en importante haber cenado bien.
3/ Cambiar la dieta
A todo se acostumbra el estómago y somos máquinas de reserva energética por nuestra herencia de cazadores-recolectores. Como no podemos cambiar la evolución, podemos cambiar la alimentación. Los cambios en la alimentación, salirnos del lechuga y pollo a la plancha, siempre que se hagan con planificación, te ayudarán a perder grasas y a adelgazar.
4/ Aprender a usar tu musculatura profunda
Si mueves las musculatura profunda, no sólo quemarás más calorías por el simple hecho de respirar bien, sino que te hará sentirte mejor, ganar más energía y mejorar tu higiene postural.
5/ Falta de vitamina C
Un estudio de la Universidad del Estado de Arizona ha encontrado que las personas que toman 500 mg de vitamina C al día queman más fácilmente la grasa durante el ejercicio, pues esta vitamina ayuda a metabolizar la grasa extra. ¿Qué tomamos? Coles, pimientos rojos, kiwis, cítricos, etc.
6/ No ducharte inmediatamente después de volver de entrenar
Si estás sudando estás quemado calorías. Deja que “tu motor se apague" antes de pasar por la merecida ducha
