- 1. No elimines grupos nutricionales, te estarás perdiendo gran cantidad de posibles beneficios que estos nutrientes aportan a tu organismo.
- 2. No anteponer la cantidad de calorías a la calidad de las mismas, ya que aunque los omega-3 son bastante calóricos, favorecen el gasto de grasa y aumentan la saciedad por lo que reducen la ingesta calórica.
- 3. No hagas ayunos sin control. El cuerpo se acostumbra a lo que le enseñes y si le transmites que va a pasar hambre, la próxima vez que comas va a acumular toda la energía que pueda. Esto también vale para eliminar el falso mito de que correr en ayunas gasta más energía.
- 4. No tomar 3 comidas copiosas, ya que esto aumenta la cantidad de insulina liberada por el páncreas, lo que está relacionado a la larga con enfermedades como la diabetes o problemas de corazón.
Al igual que con las dietas, el ejercicio también debe basarse en la calidad del entrenamiento y no solo en los minutos que entreno. Normalmente, el ejercicio reduce peso de forma más lenta, pero también más sostenible y, aquellos que han perdido peso combinando dieta y ejercicio son lo que consiguen mantener sus resultados con mayor éxito a lo largo del tiempo.
Sin embargo, el efecto del ejercicio no queda solo en un gasto extra de calorías, sino que produce una serie de reacciones en cadena que nos llevan a absorber menos y gastar más calorías en nuestro día a día.