Según esta idea, habría ciertos alimentos que, al digerirlos, provocarían que el cuerpo gastara más energía de la que aportan, ayudando así a “quemar” calorías.
¿Qué son las calorías negativas?
El concepto parte de un hecho cierto:
Nuestro organismo gasta energía para digerir los alimentos.
A este gasto se le llama efecto térmico de los alimentos y supone aproximadamente entre el 5% y el 15% de las calorías que ingerimos. Por eso, algunos alimentos muy ligeros, ricos en agua y fibra, han sido etiquetados como “negativos”.
Entre los más mencionados están:
- Apio
- Pepino
- Lechuga
- Brócoli
- Manzana
- Espárragos
- Limón
Todos ellos son alimentos muy bajos en calorías, fáciles de incluir en una dieta equilibrada y con gran capacidad de saciedad.
Pero… ¿realmente gastamos más calorías de las que aportan?
La respuesta es no.
Aunque estos alimentos tienen pocas calorías, el cuerpo no llega a gastar más energía en procesarlos que la que contienen. El apio, por ejemplo, aporta cerca de 14 kcal por cada 100 gramos. Y aunque digerirlo requiere cierto esfuerzo, ese gasto nunca supera la energía que aporta.
Entonces, no existen los alimentos con calorías negativas.
Lo que sí existen son alimentos de muy baja densidad calórica que ayudan a controlar el hambre y facilitan la pérdida de peso sin pasar necesidad.
¿Por qué pueden ayudarnos a perder peso?
Estos alimentos permiten:
- Comer en mayor volumen, sin exceder calorías.
- Aumentar la saciedad gracias a su contenido en fibra.
- Mejorar la hidratación (muchos tienen un alto porcentaje de agua).
- Favorecer una alimentación más rica en nutrientes y baja en calorías vacías.
- Son perfectos para llenar el plato, hacer ensaladas completas o acompañar comidas más energéticas.
- Cómo incluirlos en tu día a día
Aquí van ideas sencillas:
- Añade ensaladas con pepino, lechuga y cítricos antes del plato principal.
- Usa palitos de apio o zanahoria como snack con hummus.
- Prepara salteados de brócoli y espárragos como guarnición en tus comidas.
- Come frutas enteras entre horas para evitar picoteos poco saludables.
La clave sigue siendo la misma de siempre: equilibrio, variedad y constancia.
