Alimentos deportivos: Sardinas para el verano

El pescado azul alcanza su máximo sabor durante la temporada veraniega

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Alimentos deportivos: Sardinas para el verano
Alimentos deportivos: Sardinas para el verano

El verano es temporada de sardinas. De carne sabrosa y rica en grasa, es una opción perfecta para las preparaciones a la parrilla o a la plancha. Por lo general, se consume fresca, ya sea entera o, en el caso de los ejemplares de mayor tamaño, en filetes.

Si se adquiere fresca, la consistencia de su carne debe ser firme al tacto, ojos brillantes, de un olor marino poco pronunciado y que la escama esté pegada al pescado. Puesto que se deterioran con facilidad, no conviene guardar las sardinas más de dos días. Lo más recomendable es comprarlas en el último momento antes de volver a casa.

Las sardinas de tamaño pequeño son idóneas para preparar revueltos o tortillas una vez quitadas las espinas. Estos ejemplares contienen una carne más fina y delicada y se suelen cocinar fritas, rebozadas, enharinadas, con un toque al ajillo o con una salsa bilbaína (un refrito de ajo, perejil, un toque de guindilla o de vinagre que salsea el pescado una vez cocinado y recién sacado de la sartén o del horno).

Los ejemplares de mayor tamaño se adaptan muy bien a los rebozados, fritos o a preparaciones al ajillo. Las más grandes, en cambio, quedan deliciosas a la brasa o a la plancha. Asada a la parrilla se cocina entera, con cabeza e, incluso, junto con las vísceras.

Limpias y sin cabezas, las sardinas se pueden degustar marinadas, es decir, maceradas en zumo de limón, de naranja, de lima, de pomelo o de mandarina, así como de vinagre de manzana o vinagre de vino. También se pueden utilizar como base de guisos marineros parecidos al marmitako pero con sardina o en arroces marineros, teniendo en cuenta que, por ser una carne tan delicada, apenas necesita cocción y es mejor agregar al guiso en el último momento y que se cocine con el calor del reposo del guisado.