Con la popularización del deporte, y más concretamente del correr, las pruebas de esfuerzo o estudios de la pisada son el pan nuestro de cada día de muchos deportistas. Otros, como yo, hemos preferido guardar las distancias con respecto a éstas pruebas siempre con el escepticismo por bandera. Pero hace dos semanas tuve la posibilidad de realizar un estudio biomecánico de la carrera en el Laboratorio de Biomecánica Deportiva de la Universidad Politécnica de Madrid y, con los resultados ya en la mano, puedo decir que la experiencia, así como los datos obtenidos, resultan más que interesantes.
Evidentemente, la realización de tal estudio no fue una iniciativa propia, sino que estuvo promovido por Nike con motivo de la presentación de las Pegasus 31. En el laboratorio dirigido por el doctor Enrique Navarro, varios periodistas nos sometimos a una prueba que, de primeras, parece de ciencia ficción.
Gracias a la colocación de varios sensores en los puntos estratégicos del cuerpo (rodillas, tobillos, empeine, talón, cadera y hombros), una serie de cámaras captan los movimientos del sujeto estudiado mientras corre en una zona delimitada. Con esta técnica se pretende obtener datos referentes a la zancada, el tiempo de pisada, la fuerza que se imprime durante la misma o la altura de la cadera y las rodillas, todos ellos factores esenciales en la dinámica de la carrera a pie.
Durante la mañana compartimos unos kilómetros con Roberto Alaiz.
El estudio basa sus conclusiones en los datos obtenidos de las articulaciones de los tobillos, las rodillas y la cadera. Divididos estos tres pilares en los miembros derecho e izquierdo, podemos observar cifras referentes a la máxima extensión, la máxima flexión y el rango entre ambas. Asimismo se obtienen datos de la fuerza en la pisada y la comparación entre ambas piernas, lo que permite observar si se producen diferencias.
Durante el estudio, además, realizamos dos pruebas. La primera con las Nike Pegasus 30 y la segunda con el nuevo modelo, las 31. Gracias a ello pudimos observar las diferencias que se producen en la carrera entre dos zapatillas que, a pesar de ser el mismo modelo con un año de diferencia, poco tienen que ver. El principal cambió resultó ser el tiempo de apoyo en el nuevo modelo debido principalmente a una composición de la zapatilla mucho más rígida y reactiva que la anterior.
Con los resultados que se exponen al final del artículo se puede observar, además de mis datos, los de la media del grupo que nos sometimos a la prueba, tanto con un modelo de zapatilla como con otro. En mi caso, por ejemplo, se aprecia una extensión de la cadera por encima de lo normal, algo compatible con una técnica de carrera “de alta competición". En este caso, los datos decían que la extensión de la cadera derecha era mayor que la de la izquierda, algo relacionado con la asimetría bilateral. Aun siendo leve es recomendable corregirlo trabajando la fuerza muscular así como ejercicios de prevención de lesiones.
En el informe también se explica que en la articulación de la rodilla “los datos de flexo-extensión están por encima de lo normal, compatible con técnica de carrera de una atleta de alta competición". Estos datos, como los de la cadera, son “normales" y no son síntoma de ningún problema a la hora de correr.
Por su parte, en el tobillo derecho es patente un “rango de flexión excesivo", lo que da muestra de una pisada con el metatarso. Éste hecho no se produce de forma tan evidente en el tobillo izquierdo y es algo que yo, aun sin datos, ya sabía. A la hora de correr siempre he pisado de forma más radical con el pie derecho mientras que el izquierdo quedaba un tanto olvidado. Esta diferencia se puede corregir también con ejercicios de fuerza muscular pero, sobre todo, con sesiones específicas de técnica de carrera.
Por último mencionar las fuerzas de reacción, que en mi caso no son nada reseñables debido a que son valores completamente normales y estables.
Resulta, pues, un estudio altamente recomendable, en especial para aquellos corredores con un nivel elevado que tratan de buscar la excelencia en un deporte como el atletismo. Se trata de una prueba que puede realizar cualquier persona en el Laboratorio de Biomecánica Deportiva de la UPM, un centro que, además de con Nike, colabora con la PGA (Golf) o con el Real Madrid.