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1. Relaja tu musculatura
No se trata de aplicar la máxima fuerza que puedas hacer, sino intentar “apoyarse” lo más posible en el agua aplicando una fuerza mucho menor.
2. Alarga la brazada
Si estiras bien los brazos al principio y al final de la brazada avanzarás más y te cansarás menos.
3. Piernas, sólo las necesarias
Salvo en la braza, que la acción de las piernas es fundamental, no gastes tu energía de forma innecesaria ya que su función es sobre todo estabilizadora. Recuerda que la patada de crol es una batida continua en la que el movimiento parte de la cadera y ni de la rodilla.
El tobillo debe quedar suelto para que el empeine se extienda completamente cuando la patada es descendente. Generalmente se sincroniza de modo que se dan 6 patadas por cada ciclo completo de brazos pero también existe la opción de hacerla de 4 tiempos y hasta de sólo 2 para el caso de largos recorridos.
5. Respira tranquilamente
Hazlo con la misma naturalidad que lo haces fuera del agua; sólo se trata de coordinarla y de no tener miedo de que nos entre agua. Es clave la coordinación brazos-respiración. Se inicia el giro de la cabeza en cuanto entra en el agua el brazo contrario. Esta tiene que volver a estar dentro para la entrada en el agua del brazo de su lado.
6. Como un látigo
En los estilos de mariposa, crol y espalda el movimiento de las piernas tiene que ser como el de un látigo, poco movimiento en la cadera (un poco más en la mariposa) y mucho en la punta de los pies.
Desliza, desliza. Tenemos que aprovechar al máximo las altas velocidades: la de entrada en el agua, cuando nos empujamos en la pared… busca una posición hidrodinámica ¡y a volar!