Carrera de La Amistad

Cada 1 de noviembre  viene siendo tradición no hacer ningún plan en el calendario: la fecha está marcada en rojo  con la Carrera de La Amistad.

Lourdes Torres

Carrera de La Amistad
Carrera de La Amistad

Cada 1 de noviembre  viene siendo tradición no hacer ningún plan en el calendario: la fecha está marcada en rojo  con la Carrera de La Amistad.

La carrera de la amistad

Es una carrera especial por muchos motivos. Por ejemplo, al formalizar la inscripción, haces entrega de  tu avituallamiento. Es una inscripción sin coste y la organización solicita a cada participante que lleve botellín de agua y barritas, frutos secos, galletas etc. Yo por supuesto llevo mis HeroBars. Al llegar a meta recibes una bolsa del corredor con lo que te haya tocado, no te dan tu bolsa, sino que es una bolsa sorpresa y que suele llevar muchos regalos, lo cual hace que la recibas con mucha más ilusión. No os asustéis porque hay  un avituallamiento en el recorrido.

Los dorsales son limitados a ochocientos y la inscripción solo se puede realizar en la tienda "Mates". En 1947 Francesc Mates empezó a innovar con el calzado deportivo de la época. Hoy en día su hija Myrna continúa con la tradición familiar. Zapatillas deportivas artesanas, son sin duda unas zapatillas auténticas, sólo hay que coger unas con las manos, olerlas y ver que no son lo mismo.

El lema de la carrera no es correr compitiendo, es correr juntos, unos junto a otros y lo consiguen.  Es fantástico el espíritu de la “cursa".

Es una de las carreras más antiguas de Barcelona, con un recorrido espectacular. Se sale desde el Castillo de Montjuic y atraviesa toda la ciudad por la calle Entenza, cruza el barrio de Sarria, sube por la carretera de Vallvidriera hasta llegar al Parque del Tibidabo (550 m de desnivel).

La Carrera de la Amistad La Carrera de la Amistad

El caso es que con mis amigos del club Gavá nos citamos media hora antes de la salida (8.00 horas) en el Castillo de Montjuic.  Para llegar al punto de salida yo voy en coche por la misma carretera de Vallvidriera, la que una hora y media más tarde subiré corriendo. Es un carretera con unas vistas maravillosas sobre la ciudad con el mar de fondo. El sol empieza a despuntar y a elevarse por encima del mar. Me impresiona ver la ciudad desde lo alto, que se despierta silenciosa, luz anaranjada, cielo despejado y la temperatura fresca, pero agradable,  anunciando que muy pronto definitivamente se irá el calor para dar paso al invierno. Me siento bien, me gusta esta sensación previa, aunque paso nervios y no lo entiendo... ¡pero si es la carrera de la Amistad!, ¿cómo puede ser que pase nervios? Inevitablemente me pongo nerviosa. Supongo que es de emoción, me sigue emocionando participar en estas carreras tan especiales.

Durante el recorrido mis amigos del Gavá se alejan, yo intento seguirlos pero pienso que es solo el principio de la carrera y no pasa nada, estarán en meta como siempre esperándome con los brazos abiertos y su sonrisa de ánimos. Así fue.

Corrí esos 16 kilómetros pensando muchas cosas, encontrando en mi interior repuestas a muchas cosas. Son esos momentos de estar con uno mismo entrando en meditación. Cuando llegué a meta, pensé que sí, que llegar a meta, sea cual sea da una alegría inmensa.