Especialmente en agosto llega ese momento en el que la apatía nos pone contra las cuerdas y al final sumamos un día tras otro sin salir a entrenar. Tenemos que tener claro que el progreso en nuestra forma física llega cuando hacemos deporte con regularidad, cuando realmente se convierte en un hábito, en una parte imprescindible para entender nuestra forma de vida. Si sólo nos ejercitamos cuando tenemos ganas o cuando nos sentimos bien (aunque por supuesto mejor así que nada), nunca conseguiremos realmente avanzar en nuestro entrenamiento.
Leía el otro día a Marcos Vázquez (100% recomendable seguirle en su blog www.fitnessrevolucionario.com) que “igual que vas a trabajar cuando tienes ganas y cuando no, debes cuidar tu cuerpo cuanto te apetece y cuando no”. Resume perfectamente cómo debemos entender el deporte (y no olvidemos, la nutrición también) en la nueva vida que estamos viviendo dónde entrenar y comer bien va mucho más allá de rendir más o menos en nuestros desafíos deportivos. Ahora va de estar lo más sanos y con nuestra capacidad de resistencia física y mental en niveles máximos ante la crisis sanitaria que vivimos desde hace ya muchos meses.
Yo siempre digo a la gente que quiere empezar a correr y me pregunta cómo he llegado hasta correr maratones que para principiantes o avanzados lo más difícil es dar ese primer paso cuando sales de casa y que cuando vuelves después de tu entrenamiento siempre te sientes recompensado. Si has tenido un día difícil en casa o en la oficina, cambia tu entrenamiento, no hagas alta intensidad, pero sal a hacer deporte. Lo necesitas más que nunca.
Quería terminar agradeciendo un año más a los socorristas de todas nuestras playas y piscinas que nos cuiden como ángeles de la guarda. Muchas veces no vemos el peligro pero más de 300 personas mueren ahogadas cada año y serían más sin la profesionalidad de nuestros socorristas. ¡Gracias y buen trabajo amigos!
¡Feliz verano y entrenar con o sin ganas!