Cada vez hay más gente que por la noche en lugar de dormir de un tirón, duerme a tirones.
¿Cuáles pueden ser la causas?
Estas son las 7 principales
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Problemas de sueño: Puede ser que estés experimentando algún trastorno del sueño, como insomnio, apnea del sueño, o incluso síndrome de piernas inquietas. Estos trastornos pueden interrumpir tu sueño y hacer que te despiertes varias veces durante la noche.
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Estrés y ansiedad: El estrés y la ansiedad pueden afectar tu capacidad para conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche. Preocupaciones laborales, personales o de otra índole pueden manifestarse durante la noche, interrumpiendo tu sueño.
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Consumo de cafeína o estimulantes: Beber cafeína o consumir otros estimulantes antes de acostarte puede interferir en tu sueño y causar despertares nocturnos.
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Problemas digestivos: Comer comidas pesadas o picantes antes de acostarte puede provocar problemas digestivos y causar interrupciones en el sueño.
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Ambiente de sueño: La temperatura, la luz y el ruido en tu entorno de sueño pueden afectar la calidad de tu sueño. Asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y a una temperatura agradable.
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Problemas de salud subyacentes: Algunas condiciones médicas, como la artritis, la acidez estomacal, la apnea del sueño u otras enfermedades, pueden causar molestias que te hagan despertar durante la noche.
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Cambios en el horario de sueño: Ir a la cama y despertarse a diferentes horas todos los días puede desregular tu ritmo circadiano, lo que puede contribuir a despertares nocturnos.
LAS CONSECUENCIAS DE NO DORMIR DE UN TIRON
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Fatiga diurna: Despertarse durante la noche puede interrumpir el sueño profundo y hacer que te sientas más cansado durante el día.
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Problemas cognitivos: La falta de sueño puede afectar la concentración, la memoria y el rendimiento cognitivo.
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Irritabilidad: La falta de sueño también puede contribuir a la irritabilidad y cambios de humor.
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Problemas de salud mental: La falta de sueño crónica se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión.
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Problemas de salud física: La falta de sueño puede aumentar el riesgo de problemas de salud física, como enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad.
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Reducción del sistema inmunológico: La falta de sueño puede debilitar el sistema inmunológico, lo que puede hacer que seas más propenso a enfermedades y infecciones.
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Problemas hormonales: El sueño interrumpido puede afectar la producción de hormonas, incluidas aquellas que regulan el apetito, el estrés y el crecimiento.
TRUCOS PARA CONSEGUIR "REPARAR" TU SUEÑO
Hay varias estrategias y hábitos que puedes incorporar para mejorar la calidad de tu sueño y reducir las posibilidades de despertarte durante la noche. Aquí hay algunos trucos que podrían ayudarte:
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Mantén un horario regular de sueño: Intenta acostarte y despertarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto ayuda a regular tu reloj biológico.
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Crea un ambiente propicio para dormir: Asegúrate de que tu dormitorio sea oscuro, tranquilo y fresco. Usa cortinas opacas, tapones para los oídos o una máquina de ruido blanco si es necesario.
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Limita la exposición a pantallas electrónicas: Evita dispositivos electrónicos como teléfonos, tabletas y computadoras al menos una hora antes de acostarte, ya que la luz azul que emiten puede afectar la producción de melatonina, una hormona clave para el sueño.
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Establece una rutina relajante antes de dormir: Dedica unos 30 minutos antes de acostarte a actividades relajantes, como leer un libro, tomar un baño caliente o practicar la meditación.
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Evita la cafeína y estimulantes antes de acostarte: Limita el consumo de cafeína y otros estimulantes en las horas previas al sueño. También es importante evitar comidas pesadas antes de acostarte.
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Haz ejercicio regularmente: La actividad física regular puede ayudarte a conciliar el sueño, pero trata de evitar el ejercicio intenso justo antes de acostarte.
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Maneja el estrés: Practica técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o la respiración profunda, para ayudarte a relajarte antes de acostarte.
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Limita las siestas durante el día: Si necesitas dormir durante el día, trata de limitar las siestas a unos 20-30 minutos y evita dormir demasiado cerca de la hora de acostarte por la noche.
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Consulta con un profesional de la salud: Si a pesar de intentar estos consejos sigues experimentando problemas para dormir, es posible que desees hablar con un médico o un especialista en sueño para descartar problemas subyacentes y recibir orientación adicional.
Recuerda que la consistencia y la paciencia son clave cuando se trata de mejorar los patrones de sueño. Cambios en el estilo de vida y hábitos pueden llevar tiempo antes de que experimentes resultados significativos.
LAS 5 MEJORES INFUSIONES PARA DORMIR MEJOR
1. Valeriana
(Valeriana officinalis)
Parte utilizada: raíz.
Principios activos: ésteres de bornilo, sustancias terpénicas y valepotriatos.
Propiedades: se utiliza su decocción para el tratamiento de la ansiedad, insomnio, irritabilidad… También se emplea como antiespasmódico.
Utilización: se emplea una proporción de 10 gramos de raíces por cada litro de agua, sometiéndola a decocción de 10 minutos, seguida de una infusión de 5 minutos. Se toma una taza de tisana 30 minutos antes de ir a dormir. Tiene un sabor amargo y un aroma muy dominante.
2. Tila
(Tilia cordata)
Parte utilizada: hojas y flores.
Principios activos: mucílagos, flavonoides (floroglucina y polifenoles),
Propiedades: antiespasmódica, tónico hepato-biliar, sedante y vasodilatadora.
Utilización: hacer una infusión de 15 minutos de 10 gramos de tila por cada litro de agua, se puede tomar de 3 a 4 tazas al día, la última media hora antes de acostarse.
3. Amapola
(Papaver roheas)
Parte utilizada: pétalos de la flor.
Principios activos: antocianinas (cianidina), reagenina, readina y mucílagos.
Propiedades: sedante, emoliente, antitusiva, antiespasmódica.
Utilización: además de emplearse como un sedante suave, es un buen remedio para la tos espasmódica. Se prepara en infusión, utilizando 5 gramos de pétalos por cada litro de agua. Se pueden tomar 3 infusiones al día, la última 30 minutos antes de ir a dormir.
4. Pasiflora
(Passiflora incarnata)
Parte utilizada: hojas y tallos.
Principios activos: harmanina, luteolina, apigenina y ethilmayol.
Propiedades: antineurálgico, antiespasmódico y sedante.
Utilización: se toma una taza de infusión 30 minutos antes de acostarse, utilizando 10 gramos de hojas por cada litro de agua. También se emplea para palpitaciones y taquicardias, en ese caso se toman tres infusiones al día.
5. Melisa
(Melissa officinalis)
Parte utilizada: hojas, tallo y flores.
Principios activos: limoneno, pineno, limalol, citral, taninos catéquicos y ácidos fenólicos.
Propiedades: sedante, antiespasmídica y antiinflamatoria.
Utilización: para preparar una infusión hay que utilizar 5 gramos de hojas y flores por cada litro de agua. Se toman tres infusiones al día, la última media hora antes de acostarse.
*Propiedades medicinales y principios activos extraídos de la obra “Plantas Medicinales”, de Ana Nieto y Margarita Fernández (profesoras de Farmacia Galénica en la Universidad de Navarra), editado por el Colegio General de Oficinas de Farmacia y EUNSA.
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