- Establece un horario regular para irte a dormir y para despertar. Intenta dormir entre 7 y 8 horas, no menos de 6 horas.
- Exponte a la luz del sol cada mañana. Bastan 10 minutos de exposición a los primeros rayos de sol para que tu cerebro se adapte a las horas de luz y de oscuridad.
- Si puedes dormir siestas, aprovecha para añadir 30 minutos de sueño diurno.
- Tómate la vida con más calma. La calidad del sueño no sólo depende de lo que haces por la noche, también importa, y mucho, lo que haces durante el día.
- Evita el consumo de alcohol 4 horas antes de acostarte, y deja de fumar si aún no lo has hecho.
- Evita la cafeína 6 horas antes de acostarte. Esto incluye café, té, algunos refrescos y el chocolate.
- Cena 3 horas antes de acostarte. Evita los alimentos ultraprocesados, frituras, picantes o azucarados. Si hay hambre, se podría tomar un refrigerio ligero antes de acostarse.
- Haz ejercicio cada día, pero si tienes problemas de sueño, evita hacerlo por la tarde-noche, mejor por la mañana.
- Y si haces ejercicio de alta intensidad o larga duración, o si estás enfermo, necesitarás más horas de descanso, intenta dormir más para recuperarte mejor.
- Cuida tu habitación. Decórala a tu gusto, con ropa de cama cómoda y acogedora, y regula la temperatura del dormitorio para que no haga mucho calor. Y ventila cada mañana.
- Bloquea todo el ruido que distrae y elimina la mayor cantidad de luz posible, también la luz azul del móvil y otras pantallas.
- Deja la cama para dormir y el sexo. Evita la tecnología, el trabajo y desconéctate de internet, del móvil y de las pantallas al irte a dormir.