La postura del conejo, o Sasangasana, es una postura muy sencilla que seguro que has hecho en tu infancia cuando estabas cansado o cuando necesitabas aislarte del mundo... ya que es una forma natural de calmar la mente y estirar la columna, cuando lo necesitas.
Tiene múltiples beneficios, incluyendo la calma de la mente, alivio del estrés y la tensión en cuello, espalda y hombros. Además, estira la columna vertebral, activa el sistema digestivo y puede mejorar la calidad del sueño.
10 Beneficios de la postura del conejo o sasangasana
- Alivia el estrés y la tensión. Ayuda a liberar la tensión acumulada en el cuello, hombros y espalda, promoviendo una sensación de relajación.
- Mejora la flexibilidad de la columna. Al estirar la columna vertebral, se aumenta su flexibilidad y movilidad, lo que puede ayudar a prevenir dolores de espalda.
- Estimula el sistema digestivo. Activa el sistema digestivo, favoreciendo una mejor digestión.
- Calma la mente. La práctica constante puede ayudar a calmar la mente, reducir la ansiedad y promover un estado de tranquilidad.
- Mejora la circulación sanguínea. Puede mejorar la circulación sanguínea, especialmente en la cabeza, lo que puede ser beneficioso para el cerebro y el sistema nervioso.
- Fortalece la espalda y los hombros. Al estirar y fortalecer los músculos de la espalda y los hombros, se mejora la postura y se reducen las tensiones.
- Alivia dolores menstruales y de menopausia. Puede ayudar a aliviar los dolores asociados con el ciclo menstrual y la menopausia.
- Mejora la calidad del sueño. Al liberar la tensión y promover la relajación, puede contribuir a un sueño más reparador.
- Estimula las glándulas tiroides y paratiroides. La compresión en el área de la garganta durante la postura puede beneficiar a estas glándulas.
- Aumenta la conciencia corporal. La práctica constante puede ayudar a desarrollar una mayor conciencia del cuerpo y de la respiración.
Precauciones:
- Es importante practicar Sasangasana con cuidado si se tienen lesiones en el cuello, hombros, brazos o espalda, o si se padece de vértigo, espondilitis o hipertensión.
- Las mujeres embarazadas deben evitar esta postura.
- Si se siente incomodidad o dolor, es importante detener la práctica y consultar con un profesional.