Vida Sana

La relación entre la inflamación y el sueño

Tus problemas de sueño pueden ser los responsables de aumentar los niveles de inflamación, según advierten los expertos en salud de la universidad de Harvard.

Yolanda Vázquez Mazariego

3 minutos

La relación entre la inflamación y el sueño

Cómo la falta de sueño puede causar inflamación

 

La privación del sueño es una afección que se produce cuando no se duerme lo suficiente o no se duerme bien. Al levantarnos tras una noche de insomnio lo notamos porque nos al estado de ánimo, la memoria y la energía, y mucho más, también puede contribuir a la inflamación.

Las investigaciones han descubierto que la falta de sueño está asociada con marcadores de inflamación, como aumentos en las moléculas inflamatorias, incluidas las citocinas, la interleucina-6, la proteína C reactiva (un marcador de inflamación que está elevado en personas con riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y diabetes) y otras.

 
¿Te sientes fresco y listo para empezar el día cada mañana, o aturdido y de mal humor?

 

Para muchas personas, la segunda situación es bastante común. En las últimas investigaciones, los problemas de insomnio y mala calidad están relacionados con numerosas enfermedades, y lo que hacemos cada día, no sólo el estrés, también el ejercicio, la alimentación, los malos hábitos antes de dormir y algunos medicamentos pueden interferir a la hora de conseguir un sueño normal y saludable. 

Tus problemas de sueño pueden ser los responsables de aumentar los niveles de inflamación, según advierten los expertos en salud de la universidad de Harvard.

La inflamación está relacionada con la mayoría de las enfermedades actuales, desde cardiovasculares, neurocognitivas, tumores y la salud mental. Si tienes una vida saludable, con una buena alimentación, ejercicio, control de estrés y buenos hábitos de salud pero no consigues descansar al dormir, esto puede llevarte a desarrollar enfermedades, a pesar de que llevas toda la vida cuidándote y previniendo y evitando las causas más comunes de enfermedad. 

Los signos de inflamación pueden atribuirse a otros factores, como el estrés, el tabaquismo o la obesidad, pero no descartes que sea la falta de sueño una de las responsables del proceso inflamatorio.

La inflamación es la respuesta natural del cuerpo a enfermedades y lesiones; suele ser una respuesta temporal y funciona como un mecanismo de defensa eficaz. Sin embargo, cuando la inflamación no cede, puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, diabetes, accidentes cerebrovasculares, cáncer y Alzheimer.

La asociación entre el insomnio y los marcadores de inflamación podría ayudar a explicar por qué las personas que duermen mal corren el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta y diabetes, entre otras enfermedades crónicas.

¿Cómo contribuye la falta de sueño a la inflamación?

La falta de sueño activa las vías inflamatorias, aumentando los niveles de citocinas proinflamatorias que pueden conducir a enfermedades crónicas como trastornos cardiovasculares y metabólicos, mientras que un buen sueño regula la actividad de las células inmunes y ayuda a mantener la inflamación bajo control.

Los estudios demuestran que la falta de sueño crónica altera negativamente las células madre inmunitarias, lo que afecta su capacidad para combatir infecciones e inflamación a largo plazo. Intervenciones como los tratamientos conductuales para el insomnio pueden revertir eficazmente estos cambios inflamatorios.

Una teoría se centra en los vasos sanguíneos. Durante el sueño, la presión arterial baja y los vasos sanguíneos se relajan. Cuando se limita el sueño, la presión arterial no disminuye como debería, lo que podría activar las células en las paredes de los vasos sanguíneos que activan la inflamación. También podría alterar el sistema de respuesta al estrés del cuerpo.

Además, interfiere con el funcionamiento normal del sistema de limpieza del cerebro, denominado sistema glinfático (que no debe confundirse con el sistema linfático del resto del cuerpo).

En las fases más profundas del sueño, el líquido cefalorraquídeo circula rápidamente por el cerebro, eliminando la proteína beta-amiloide relacionada con el daño a las células cerebrales. Sin un buen descanso nocturno, este proceso de limpieza es menos exhaustivo, lo que permite que la proteína se acumule y que se desarrolle inflamación. Entonces, se establece un círculo vicioso. La acumulación de beta-amiloide en el lóbulo frontal del cerebro comienza a afectar el sueño más profundo, no REM, de ondas lentas. Este daño dificulta tanto el sueño como la retención y consolidación de recuerdos.

Una sola noche de sueño perdido puede mantener los niveles de beta-amiloide más altos de lo habitual. El problema no es tanto una sola noche de insomnio, que se puede compensar, sino un patrón acumulativo de pérdida de sueño, que provoca una disminución de la integridad estructural, el tamaño y la función de regiones cerebrales como el tálamo y el hipocampo, especialmente vulnerables a sufrir daños durante las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer.

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