En el pie ancestral del hombre primitivo, el que tenemos al nacer, el dedo gordo tiene la función de la flexión y presión y el resto de los dedos están ampliamente separados y abiertos en forma de abanico.
El calzado fuerza a cerrar ese abanico natural y convierte nuestros pies en ‘triángulos’ en los que los dedos van perdiendo movilidad y habilidades y a largo plazo los dedos se atrofian y se deforman, llegando a los típicos 'juanetes' (Hallux valgus) y a problemas de lesiones y de mala técnica deportiva.
Plan para ‘liberar’ a tus pies
Movilizar las articulaciones, trabajando la fuerza y liberando de tensiones acumuladas a tus dedos puede compensar en parte la ‘tiranía’ del calzado.
1. Coloca los dedos de las manos entre los dedos de los pies para separarlos. Mueve en círculos los dedos de las manos y abre y cierra los dedos de los pies.
2. Con una goma elástica genera una resistencia para ejercitar la flexión de tus dedos gordos. Al presionar con el dedo gordo debes observar cómo se forma la bóveda plantar.
3. Abre y cierra los dedos de los pies todo lo posible.
4. Aplica un automasaje movilizando las falanges, separándolas y presionando al tejido fascial con los dedos de la mano.
5. Un ejercicio que no debe faltar es el masaje con una pelota dura sobre la fascia plantar. Presiona y mueve en todas direcciones, al instante notarás la liberación de tensión.
6. Siéntate sobre el talón manteniendo el pie en flexión, conseguirás estirar la fascia plantar y su terminación sobre los dedos. También la presión ejercida permitirá que se separen los dedos.