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Veamos que tenemos en esta ecuación:
- Una columna vertebral humana.
- Una barra de acero cargada con 40 kg o más.
No necesitas saberte la lista de los reyes visigodos para conocer la respuesta: una columna dañada (más temprano que tarde).
Llegué a hacer saltos con carga asiduamente en mis años de deportista y, créeme, son raros (por definirlos de alguna manera). Tienes una barra colocada en tu espalda, bajas hasta medio squat y ¡boom! saltas al máximo, intentando mantener esa barra pegada a tu espalda. Si tienes suerte, la barra no se despegará de tu cuerpo y golpeará de nuevo contra tus huesos en cada repetición.
LA SOLUCIÓN
Simplemente agarra dos mancuernas a los lados del cuerpo y salta manteniendo los brazos extendidos y apuntando al suelo.
Al final de todo, saltas (con una sobrecarga externa) sin comprometer en exceso a la integridad de tu espalda.