Ummm… déjame adivinar Alberto:
- Los dueños de gimnasios con mayoría de máquinas selectorizadas te dicen que las máquinas son el paraíso de las ganancias musculares.
- Y los profesionales que poseen el chip “funcional” te dicen que el peso libre es la absoluta solución a tus problemas.
Y ahora quieres que conteste yo, ¿verdad?
“Pues ninguno tiene la razón absoluta”.
Soy un defensor del Peso Libre (aquel con el que puedes moverte en varios planos y poner en funcionamiento sinergias y estabilizaciones muy interesantes.
Dicho esto, no estoy de acuerdo en la guerra anti-máquinas para nada.
Mito: “Las máquinas no valen para nada para fuerza funcional, todo lo que necesitas son pesos libres”.
Hecho: Las máquinas pueden proporcionar beneficios únicos que el peso libre no puede aportar.
¿Estoy diciendo que las máquinas son mejores que el peso libre?, si alguien cree esto es que está leyendo con ganas de guerra.
Para mí el peso libre es el rey en cuanto a fuerza, tamaño y rendimiento.
Pero, las máquinas pueden añadir (y en algún caso superar) beneficios de las barras, mancuernas, kettlebells, etc…
Ejemplos:
- Las máquinas pueden facilitar una mayor tensión constante que el peso libre.
- Sacan a la inestabilidad de la ecuación del movimiento, lo que podría ser un buen inicio para novatos con cero experiencia en entrenamiento y/o grandes problemas de coordinación.
- Son una gran opción para aquellos y aquellas que únicamente quieren concentrarse en maximizar su hipertrofia muscular, aislando y concentrando el movimiento y minimizando la fatiga.
- A veces, permiten entrenar alrededor de una lesión con mayor satisfacción.
En fin.
Yo prefiero el Peso Libre (lo he dicho, ¿verdad?)
Pero mi punto aquí es que las máquinas NO SON EL DEMONIO. Sólo los millennials funcionales así te lo querrán hacer creer.