Decía Michael Jordan que cuando entraba a jugar, no sabía que iba a pasar, que vivía para el momento y que jugaba para ese momento.
Muchos de los grandes deportistas viven la experiencia de fluir, suavemente y de un modo inconsciente, juegan, golpean la bola, corren.
Fluir es un estado de concentración sin esfuerzo y tan profundo, que se pierde el sentido del tiempo y de uno mismo, consiguiendo también olvidar los problemas a la vez que te sumerges en el momento pleno.
Cuando realizamos una actividad deportiva normalmente invertimos esfuerzo en ella. El esfuerzo normalmente necesita concentración en la tarea y/o un control deliberado de la atención. Pero lo bueno de fluir es que no requiere tirar de esfuerzo ni de autocontrol. Porque todo sale rodado.
La experiencia de fluir es algo que seguramente hemos experimentado todos, no necesariamente en el deporte, pero sí en la vida. Suele estar asociada a lo que nos apasiona, a esa actividad a la que podríamos dedicarle horas sin aburrirnos: caminar, correr, hacer un puzzle, leer, dibujar, estar con el ordenador, chatear, bailar, cocinar. Nuestras aficiones, el deporte, incluso el trabajo pueden convertirse en auténticos momentos de flujo.
Para saber si has estado en estado de flujo, basta con que hayas experimentado:
- la sensación de pérdida de la noción del tiempo (no sabes si han pasado dos horas o cuatro)
- tener un nivel de concentración altísimo en la tarea que estás realizando (fruto de que te absorbe, no de invertir esfuerzo en concentrarte)
- disfrutarla al máximo
- sensación de tener todo automatizado y bajo control
- un nivel máximo de rendimiento y eficacia.
La persona que ha experimentado la sensación de fluir puede llegar a asociarlo a un estado de gracia y de plenitud máximo que le han llevado a sentir esa experiencia máxima y sublime. Cuando le preguntas a los mejores profesionales y a los momentos de gloria de cualquier deportista, casi siempre hay asociado a ese momento una experiencia de fluir, en la que no recuerdan qué pensamientos tenían, pero sí el hecho de haber estado literalmente fusionados con el momento.
Fluir también ha sido denominado en el deporte como “estar en la zona". Los japoneses tienen una palabra muy curiosa para describirlo “mushin" que se traduce como “no mente". Y es que durante el estado de flujo, no piensas, solo sientes, fluyes. Otros dicen sentirse iluminados en la experiencia. Durante este momento, el deportista tiene la convicción de que todo va a salir bien, siente poder, seguridad y convicción. Algunos lo describen como estar en trance.
El flow no aparece como una experiencia mariana, necesita sus ingredientes:
Estar preparado
Gran parte del fluir viene de la experiencia y de la automatización de la ejecución deportiva. Cuando tu atención está en la técnica, en corregir posturas y movimientos, golpes, la zancada, no se llega al estado de flow. Este eslabón requiere de control mental, mientras que fluir es “no mente".
Estar en el aquí y en el ahora
No hay pensamientos sobre el pasado, tampoco sobre el futuro. Es decir, ni nos preguntamos por el error de hace un minuto, ni nos inquietamos porque pasa el tiempo y se acaba el partido. La mente está solo en el ahora, el ahora es este segundo, este momento.
Un estado emocional apropiado
La presión por la competición, el miedo al error u otros estresores nos impiden estar serenos y tranquilos. Para ello puedes trabajar técnicas de relajación o meditación de forma regular. No las dejes para el día antes de la competición. Incorpora este sistema de trabajo a tus rutinas diarias.
Olvidar el resultado
El resultado es el futuro, algo que depende de muchos factores además de tu propia intervención. Tú solo estás en el aquí y en el ahora.
Aprende a trabajar con la hipnosis clínica
La hipnosis tiene mala prensa porque se ha mal utilizado en prácticas en las que prometían a los pacientes volver atrás en el tiempo para recordar el momento en el que la persona quedó traumatizada. Lo cierto es que la hipnosis clínica tiene base científica y sabemos que, bien utilizada, genera un estado de sugestión en el que el deportista alcanza un nivel de concentración máximo.
Siempre hemos dicho que los resultados vienen del trabajo bien hecho, de las horas de esfuerzo y de la disciplina. Pero en el momento en el que entras en la zona, abandonas la mente, los miedos, y el sacrificio para vivir el mejor momento de tu vida.
Eso sí, no fuerces el estado de flujo, viene de vivir el momento y disfrutarlo. Porque cuando más te obsesionas con algo, más lo alejas de ti.
Si has vivido una experiencia, de flow, ¿querrías compartirla con nosotros? Aprovecha los comentarios del blog para contarnos tu experiencia y poder contagiarnos a todos de estas emociones.