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Richard Carapaz alcanza la gloria olímpica

El ecuatoriano se alza con la medalla de oro en la prueba de ciclismo en ruta de Tokio 2020, tras soltar a su compañero de fuga, el estadounidense Brandon McNulty, en los kilómetros finales, y con un minuto de ventaja sobre el grupo encabezado por el belga Wout Van Aert, plata, y el esloveno Tadej Pogacar, bronce.

Víctor Marcos. Fotos: Bettini Photo

6 minutos

Richard Carapaz

Richard Carapaz se proclamó este sábado campeón olímpico de ciclismo en ruta en los Juegos de Tokio 2020 y dio a Ecuador la tercera medalla de toda su historia olímpica. Carapaz atacó a seis kilómetros de la meta, soltando a su compañero de fuga, el norteamericano Brandon McNulty, y cruzó en solitario bajo el arco con un tiempo de 6h05:26 y una ventaja de 1'07'' sobre el grupo perseguidor.

Ambos habían logrado burlar la vigilancia del pelotón de favoritos, a poco más de 20 km para el final, tras superar el exigente Mikuni Pass. Un grupo donde el belga Wout Van Aert se adjudicó la medalla de plata al imponerse al sprint de forma ajustada sobre el esloveno Tadej Pogacar, reciente vencedor del Tour de Francia y hoy medalla de bronce.

Gorka Izagirre, 23º a 6'20'', fue el mejor representante de un combinado español del que, sin duda, se esperaba mucho más.


A las cuatro de la mañana, hora peninsular, arrancaba la prueba de ciclismo en ruta de los recién inaugurados Juegos Olímpicos de Tokio, sobre un exigente recorrido de 234 km y casi 5.000 metros de desnivel, labrados a lo largo de cinco ascensiones, entre ellas, la que rodea al emblemático monte Fuji. Y todo ello, bajo unas condiciones de calor y elevada humedad que serían determinantes.

El eslovaco Juraj Sagan abría las hostilidades practicamente de salida, en busca de una fuga que lograría formar rapidamente en compañía de Dlamini (RSA), Grosu (ROU), Kukrle (CZE),  Tzortzakis (GRE), Aular (VEN), Wang (CHN), Asadov (AZE). Por detrás, dejaban hacer hasta el punto de alcanzar una diferencia cercana a los 20 minutos, a unos 160 km del final. Momento en el que la selección eslovena de Pogacar y Roglic ponía a trabajar a Jan Tratnik al frente del pelotón para controlar las distancias. El del Bahrain-Victorious imponía un ritmo que lograba reducir la ventaja de la fuga progresivamente, al tiempo que sus miembros iban perdiendo fuelle y descolgándose.

Eslovenia recibía la colaboración de la selección belga a través del último campeón olímpico, Greg van Avermaet, para seguir reduciendo la diferencia de los escapados, que al paso por la cima de Fuji Sanroku, se quedaba en tan solo seis minutos. Kilómetros antes, una dura caída perjudicaba a nombres importantes como Geoghegan Hart, Thomas, Muhlberger and Ciccone, siendo el británico vencedor del Tour de Francia el más afectado de todos ellos, perdiendo contacto con el pelotón y abandonando al primer paso por meta.

Tremendo el trabajo de Jan Tratnik durante toda la prueba

Una ascensión, la del emblemático monte Fuji, donde muchos comenzaban a sufrir el ritmo impuesto por belgas y eslovenos y, sobre todo, por un calor asfixiante, combinado con un elevado índice de humedad que hacía claudicar, por ejemplo, a Ilnur Zakarin, el propio Van Avermaet e, incluso, Omar Fraile.

El ciclista vasco se descolgaba a 97 km del final, abandonando al paso por meta, anticipando lo que sería la peor noticia para la selección española; Alejandro Valverde, líder del combinado nacional para esta prueba, comenzaba a perder contacto con el pelotón diez kilómetros después. El calor y la humedad reinante pasaban factura al murciano, que se alejaba de uno de los pocos triunfos que se le resistían hasta ahora. A pesar de ello, el de Movistar volvería a entrar en el pelotón tras el descenso.

En el terreno de transición hacia Mikuni Pass, un bucle situado entorno a la zona de llegada, la selección polaca de Michal Kwiatkowski reemplazaba a los belgas al frente del grupo. El que no se movía de posiciones cabeceras era el esloveno Jan Tratnik, incansable, trabajando para dos de los grandes favoritos Tadej Pogacar y Primoz Roglic. Bélgica, por contra, prefería esconder sus opciones -Evenepoel y Van Aert- y no mostrarse tanto, manteniéndose a la expectativa.

Sobre los exigente kilómetros distribuidos entre el primer y el segundo paso por meta, plagado de duros repechos, Italia movía ficha con Caruso, al que daba respuesta Bélgica con Benoot, España con Herrada... y el propio Jan Tratnik que neutralizaba a su compañero de escuadra comercial. El italiano volvería a intentarlo, llevándose consigo al neerlandés Kelderman y al belga Vansevenant, pero sin éxito.

Evenepoel se dejó ver lejos de meta, pero su ataque no fructificó


Más contundente sería el ataque de Remco Evenepoel, al que solo podían responder Eddie Dunbar (IRL) y Vincenzo Nibali, quienes rápidamente entraban a colaborar con el joven belga para abrir hueco respecto al pelotón de los favoritos. Un pelotón donde tomaban la responsabilidad franceses, canadienses y daneses para neutralizar poco después a un terceto que se antojaba muy peligroso. En cualquier caso, Bélgica había disparado ya su primera bala. 

Con la fuga original ya neutralizada, el reducido pelotón, comandado por franceses, canadienses y belgas, ponía rumbo al Mikuni Pass (6,7 km al 10,1%, con máximas del 18%). Italia tensaba en el descenso de salida del ciruito, con Caruso y Ciccone al mando, estirando al grupo camino a las primeras rampas de la ascensión más decisiva del día, a 40 km del final, donde comenzaban a asomar Primoz Roglic, Tadej Pogacar, Wout van Aert y Alberto Bettiol en primeras posiciones.

Benoot marcaba un ritmo alto, reduciendo el pelotón a un grupo de pocos elegidos, y donde ya no resistían Valverde, Herrada, Nibali o Dumoulin, entre otros. Vansevenant le daba continuidad al trabajo de su compañero, mientras que Evenepoel también se dejaba caer. Justo en el momento que Tadej Pogacar decídía jugar sus cartas con un durísimo ataque y Roglic comenzaba a ceder. Las opciones de Eslovenia ya estaban claras.

McNulty (USA) y Woods (CAN) llegaban hasta el esloveno, mientras que por detrás Van Aert en persona tenía que asumir la responsabilidad de la persecución. El belga solicitaba la colaboración de Bettiol, Carapaz, Urán y Yates... pero todos le dejaban el protagonismo al belga. Pogacar y compañía, mientras tanto, lograban abrir un hueco máximo de 20 segundos, que se iría reduciendo progresivamente.

Van Aert y Pogacar, plata y bronce

Kwiatkowski saltaba del grupo de Van Aert, llevándose a Carapaz, Urán y Bettiol, y sumándose al grupo cabecero. Por detrás, un paciente Van Aert, a su ritmo, con Gaudu, Fuglsang y Mollema a rueda, lograba enlazar con los escapados, justo antes de coronar Mikuni, y ganando enteros de cara a la victoria final.

Por delante un duro terreno de transición hasta el breve Kagosaka Pass, donde se iniciaría el descenso definitivo hacia el Circuito Internacional de Fuji. Woods tensaba en los tramos de bajada, sin lograr abrir un hueco definitivo sobre un numeroso grupo donde todos miraban de reojo a Wout van Aert. Un pequeño parón provocaba la entrada de hombres como Schachmann que, junto a ciclistas como Mollema, Fuglsang o McNulty, jugaban sus opciones, sabiéndose inferiores en una hipotética llegada al sprint.

Van Aert y Pogacar, los más fuertes, cerraban todos los huecos hasta que, en un momento de tregua, McNulty lograba abrir hueco en las rampas del breve Kagosaka Pass, llevándose consigo a un astuto Richard Carapaz, y abriendo un valioso hueco de 25 segundos a unos 23 km de la conclusión. Por detrás, Woods se destacaba unos metros antes de coronar, siendo Van Aert el encargado de neutralizar al canadiense ya en el descenso. Por delante, una vez finalizada la bajada, restaba un engañoso terrenos de repechos y falsos llanos hasta meta, con las fuerzas al límite para todos.

La ventaja crecía hasta los 44 segundos, a falta de 13 km para la conclusión, sobre un grupo donde todos dejaban la responsabilidad a un Wout van Aert que, no obstante, parecía no rendirse y tensaba el ritmo en un duro repecho, reventando a la mitad de sus acompañantes. La consecuencia del impulso y la tensión impuesta por el belga lograba reducir la ventaja respecto al dúo cabecero a solo 15'' con 8 km para el final.

Ya dentro de las instalaciones del circuito de Fuji, y en vistas de la proximidad del grupo de Van Aert, Carapaz decidía soltar a McNulty, a 6.000 metros de la llegada. Por detrás, Woods y Gaudu movían el árbol, haciendo sufrir, incluso, a Van Aert y Pogacar. Mollema también lo intentaba, llevándose al belga a rueda, y fracturando de nuevo al grupo. Todos iban al límite

Mientras tanto, un sólido Carapaz, con 30 segundos de ventaja, se encaminaba hacia la medalla de oro de los JJOO de Tokio, en solitario, sin equipo en esta competición -solo con Narváez de compañero-, y con la única ayuda de sus piernas y la astucia con la que siempre sabe moverse en carrera. 

Plata y bronce se jugarían al sprint, con un ciclista bajo la mirada de todos: Wout Van Aert. El belga, al frente, vigilando los metros finales. Los demás, esperando su momento. Yates lanzaba la volata, Van Aert respondía como un resorte, pero a punto estaba de ser superado por un potentísimo Pogacar que se adjudicaba el bronce. En cualquier caso, carrerón el del Jumbo-Visma, vigilado de principio a fin y siempre dando la cara.

 

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