¿Cómo empezaste en el deporte?
Yo desde muy pequeña, con 6-7 años, ya decía que de mayor quería ser atleta. Me gustaba la sensación de cansarme del atletismo y además ganaba de carrera lo que me hacía ganar confianza. Me apunté a la escuela de atletismo y luego empecé a combinar competir con la Federación Catalana y con el Comité Paralímpico, ya que tenía una atrofia del nervio óptico de nacimiento que afectaba a mis dos ojos y sólo me dejaba una visión del 10%. Con los embarazos y las variaciones hormonales ha ido a más y ya apenas veo nada.
Fuiste olímpica…¡con sólo 14 años!
Sí, estuve en los Juegos Olímpicos de Atenas. Fue increíble la sensación pero quería más, quería volver a otras y hacer algo importante. Un momento clave fue cuando entré en el Central de Alto Rendimiento de San Cugat en 2008. Cuatro años después en Londres logré la medalla de plata en los 1500 metros, pero ahora con el tiempo veo que no la disfruté. Tenía la sensación de “yo no había venido para esto”.
Y para cuatro años más tarde te marcaste el reto de saltar al maratón.
Nos enteramos de que en Río habría por primera vez maratón paralímpico para mujeres y logré la medalla de oro. Había encontrado mi prueba, fisiológicamente me va muy bien y mentalmente
Otro reto fue formar una familia numerosa en un tiempo merecedor de un récord del mundo.
Sí, entre los Juegos de Río y Paris he sido madre cuatro veces. Mis hijos tienen 6, 4, 3 y 1 año.
¿Cómo se puede compaginar preparar un maratón olímpico y ser mamá de cuatro?
Con ganas y con mucha ilusión por las dos cosas. Cuesta separar el “yo madre” del “yo atleta” pero a veces hay que hacerlo para establecer prioridades. También con mucha ayuda del papi, de los abuelos o de las amigas que puedan quedarse con los niños durante las competiciones.
¿Cómo organizas el entrenamiento?
Por la mañana mientras están en el cole hago mi entrenamiento más largo. En semanas de cargo hago 150 km, menos de los que se hacían antes ya que ahora se complementa con más trabajo de calidad y de fuerza. Algunas tardes también entreno y lo adapto a las extraescolares, que van a gimnasia muy cerca de dónde está la pista de atletismo. ¡Mi vida es como un tetrix!
Y llegamos a París donde ves las dos caras del deporte.
Siendo realista, el oro lo veíamos muy difícil porque había una atleta que tenia una marca muy buena, pero la plata si era adsequible. El problema empezó en el kilómetro 30, cuando mi guía empieza a decirme que tiene problemas musculares, que le dan rampas, que si no aflojo le voy a tirar. El problema fue mucho mayor del que se pudo ver a 10 metros de meta. Fue una sensación de impotencia porque yo iba muy bien. Como teníamos mucha ventaja para la medalla de bronce, bajamos el ritmo y fuimos haciendo. A falta de 10 metros empezó a tambalearse, y antes de que se cayera, mi reflejo fue aguantarle. En ese movimiento se me escapó la cuerda de los dedos durante unos segundos y eso incumple la norma.
¿Cuándo te dan la noticia?
Me lo dijo la doctora del equipo paralímpico español al pasar el control antidoping. No podía entender la decisión. Interpretar así la norma así hace que se pierda su espíritu. Las normas están para ser interpretadas en el contexto que las rodea. Están hechas para que un deportista no pueda sacar provecho y yo no lo saqué, al contrario, yo tiré del guía durante muchos metros, me paré en seco para asistirle, se me escapó la cuerda y en un instante la recuperé. Es evidente que después de 42 km y 3 horas no era el momento de hacer trampas, ni las necesitaba, porque la carrera era nuestra.
¿Te sorprendió la ola de solidaridad en tu favor que se levantó en la sociedad?
Nunca lo hubiera imaginado. Al recibir la noticia sentí una gran vergüenza, sentí que había fallado a todos, no quería volver a casa, quería esconderme del mundo. Pero al ver la respuesta de la gente sentí que aunque me quitaran la medalla había merecido la pena el trabajo.
¿Cómo está tu reclamación?
Mi abogado mandó una carta a la organización de los Juegos y al Comité Olímpico exponiendo de forma amistosa las razones por las que debían devolverme mi posición en el podio, dando una segunda medalla de bronce más para no perjudicar a ninguna otra atleta. El 20 de octubre era la fecha límite que dábamos y no ha habido respuesta por lo que habrá que ir por una vía no tan agradable.
Al menos, has contado con el apoyo del Comité Paralímpico y del Consejo Superior de Deportes que con o sin medalla te han mantenido la beca.
Esa beca es el sueldo que me permite ser atleta profesional, sin ella no hubiera podido seguir.
¿Nuevos retos?
Ser madre una última vez y llegar a los Juegos de Los Angeles 2028 en el mejor estado de forma posible. Por qué no pensar incluso en bajar de 2h 50 en maratón. Sería una gran despedida del deporte profesional. ¿Después? Algo relacionado con el deporte, como entrenadora, gestora de alguna intensidad o con los niños, que soy maestra de primaria de Educación Física.