¿Has visto en las actividades colectivas de tu gym una invitación a probar el Barré? ¿No sabes de qué se trata? ¿Pertenece a la familia del core? ¿Una forma de pilates? ¿Qué parte juegan los movimientos de ballet que parecen dar los participantes? ¿Es un nuevo invento? Tranquilo, nosotros te lo explicamos.
Lo primero que debes conocer es que el Barré, pese a lo que pudiera parecer, no es una técnica recién llegada. Los más veteranos seguro que recuerdan los tiempos en los que era habitual encontrarse con estas clases en los gimnasios o centros deportivos. Porque el Barré tiene su historia.
En la década de los 60, una bailarina londinense trataba de recuperarse de una lesión de espalda que le impedía subirse al escenario. Así, en la sala de ensayos, comenzó a mezclar sus ejercicios de rehabilitación con las posturas de baile. Había surgido una disciplina que buscaba fomentar la elasticidad y la resistencia muscular.
Años más tarde, se incorporaron a los movimientos de Barré coreografías musicales y ejercicios de cardio para hacerlo más completo y divertido. Con la ayuda de la tradicional barra de ballet, se combinan ejercicios de bajo impacto que tonifican los grupos musculares inferiores, así como el abdomen. Comprobarás a las primeras de cambio cómo trabajan las piernas en una sentadilla en plié, sobre la punta de los pies. También se realizarán movimientos isométricos que trabajen las extremidades superiores.
Y no creas que es siempre un ejercicio pausado, pues en las sesiones de mayor capacidad anaeróbica disfrutarás de los beneficios del cardio.
Como ves, te encontrarás con una actividad que combina elementos del ballet, el pilates y el entrenamiento funcional y que, por seguro, te ayudará a ganar tonificación, fuerza y flexibilidad.
¡No dejes de probarlo! No es pilates, no es ballet…. Es Barré.