La carrera en cuesta es de algún modo la combinación de dos actividades que resultan beneficiosas para tu sistema óseo: correr más entrenamiento de fuerza. Como al correr obligas a tu cuerpo a sostener el peso de tu cuerpo, estás estimulandolo a producir un aumento de la densidad del hueso. Introduce una resistencia extra, como la que suponen las cuestas, y tienes una actividad perfecta para reforzar tus huesos: las tracciones y tensiones adicionales que supone que esa resistencia hacen que los extremos del hueso traten de adaptarse reforzándose.
- El método:
Corre a ritmo suave hasta la base de una cuesta que sea gradual, de unos 150 a 400 metros. Tras un calentamiento de unos 10 minutos ataca la cuesta, aumentando poco a poco la intensidad y tratando de mantener la velocidad en la parte alta. No se trata de hacer un esprint pero sí es un esfuerzo de alta intensidad. Cuando llegues arriba da la vuelta y bajo trotando muy suave o caminando. Si no te has recuperado del todo espera un minuto antes de empezar de nuevo. Haz de 4 a 10 subidas.