Las neuronas del hambre y la sed
¿Alguna vez te has preguntado por qué a veces comes sin tener hambre o te apetece beber, aunque no tengas sed?
Para garantizar que obtengamos las calorías y la hidratación necesarias, el cerebro depende de una compleja red de células, señales y vías que nos guían cuándo comer, beber o parar. Sin embargo, aún se desconoce cómo el cerebro interpreta las necesidades del cuerpo y las traduce en acción.
Un nuevo estudio del Instituto Max Planck de Inteligencia Biológica, junto a las universidades de Ratisbona y Stanford, ha identificado grupos de neuronas en la amígdala (el centro emocional del cerebro) que regulan de forma específica la sed y el hambre.
Estas "neuronas del hambre y la sed", descubiertas en ratones, funcionan como interruptores emocionales que influyen directamente en cuándo y cuánto comemos o bebemos.
Activarlas puede hacer que bebamos más o comamos incluso estando saciados, mientras que silenciarlas reduce estas ganas.
Además, los científicos lograron cambiar las preferencias alimentarias de los animales, y al estimular ciertas neuronas lograron que una bebida con mal sabor se volviera su favorita.
Esto sugiere que nuestro cerebro no solo busca saciarse, sino también asocia lo que comemos y bebemos con emociones, placer o rechazo.
Estos hallazgos podrían ayudar a entender trastornos como la anorexia, obesidad o adicción al alcohol, al revelar cómo el cerebro equilibra el apetito, la hidratación y las emociones.
También abren nuevas vías para terapias que ayuden a regular el comportamiento alimentario de forma más precisa.
Fuente: DOI: 10.1038/s41467-025-58144-3
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