Dentro de las primeras medidas del nuevo Gobierno de coalición que preside de nuevo Pedro Sánchez se ha incluido (por fin) la rebaja del IVA de las actividades de promoción deportiva. Así, actividades como ir al gimnasio o participar en una carrera popular, dejarán de esta gravadas con el tipo máximo de IVA del 21% y pasarán a tributar el 10%. Hace ya más de cinco años que el teatro y el cine recibieron este apoyo por parte del Gobierno y tienen sólo un 10% de IVA en sus entradas.
No faltaban argumentos para avalar esta decisión de considerar el deporte como algo básico para los españoles y reducir así el tipo de IVA con el que se grava. Nadie duda ya de que el deporte es una herramienta de salud no sólo física sino también mental (aspecto muy importante ante el aumento de enfermedades relacionadas con la salud mental que está sufriendo la sociedad española). Hasta el punto de que en algunas Comunidades como la de Madrid los médicos de cabecera ya pueden prescribir la actividad física de forma personalizada a través de la Tarjeta Sanitaria Virtual.
Lo que aporta el deporte a la sociedad no sólo se queda en el campo de la salud. Enriquece nuestra sociedad con unos valores de respeto, cultura del esfuerzo, la resiliencia (la capacidad para superar los golpes que nos da la vida)… que hacen más falta que nunca en nuestro país.
Lo peor de esta noticia es que es una INOCENTADA. Lamentablemente para nuestros políticos, que se hartan de hablar de los beneficios del deporte para la sociedad, el deporte sigue siendo un artículo de lujo gravado con el 21% de IVA. Lo peor de todo es que es un tema de voluntad política porque el coste de la medida se calcula que es sólo de 90 millones de euros (es lo que dejaría de ingresar el Estado) y no olvidemos que los Presupuestos Generales del Estado son 485.986 millones de euros. Y eso sin contar con que la rebaja supondría, con seguridad, el aumento de la práctica deportiva lo que supondría, de rebote un ahorro en salud a la Seguridad Social, algo que ya han comprobado otros países al fomentar la actividad deportiva. No os extrañe que el resultado económico final, lejos de deficitario, pudiera llegar a ser de beneficio a largo plazo.
Esperemos que la noticia de que el deporte deja de ser considerado como un lujo se pueda publicar en nuestro país en un día que no sea un 28 de diciembre.