Esta postura desarrolla una espalda baja flexible y ágil, mantiene fuertes y flexibles las muñecas y estira los cuádriceps y los flexores de la cadera minimizando el riesgo de sufrir tirones musculares en los tendones de la corva y los cuádriceps. Además, abre la caja torácica e incrementa la capacidad pulmonar, lo que es una ventaja para los atletas de resistencia y para aquellos que participan en deportes aeróbicos.
Para construir la postura:
Túmbate boca abajo con los brazos a los lados y separando los pies un poco menos que la anchura de las caderas. Dobla los codos y coloca la manos junto al pecho, presionando la palmas contra el suelo mientra mantienes los dedos bien separados.
Apoya bien los empeines en el suelo, inhala y lleva el pecho hacia arriba. Mantén la mirada alta, manteniendo las piernas activas y los brazos bien estirados. Exhala manteniendo la postura y al inhalar de nuevo levanta aún más el pecho arqueando un poco más la columna.
Puedes aguantar unas cuantas respiraciones la postura y bajar descendiento el pecho hasta tocar el suelo con la barbilla.
Descansa unos segundos con los brazos a ambos lados del cuerpo.
Puntos esenciales:
• Deja caer los hombros
• Levanta el centro del pecho
• Activa las piernas
• Brazos rectos
INCORRECTO
Permite que tu espalda se arquee y baja los hombros cuando ejecutes esta postura para evitar el clásico fallo de levantar los hombros, lo que desactiva por completo el estiramiento, bloquea el cuello y crea estrés en la parte cervical de la columna.