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El fenómeno está afectando a una gran cantidad de superficie de la Península y de las Islas Canarias, se debe a la borrasca Celia. La nube podría llegar hasta el Reino Unido. Y mientras tanto ¿salimos a hacer deporte o volvemos al deporte en interior como en la época más dura del confinamiento, cuando Raúl Notario nos preparó hasta 48 sesiones en vídeo para hacer en casa?
Si seguimos la recomendación de los expertos, las personas con afecciones respiratorias como enfisema, asma, EPOC o alergias deberían llevar mascarillas FFP2 al salir a la calle y no realizar ejercicio físico intenso al aire libre. Las mascarillas quirúrgicas no pueden filtrar las partículas en suspensión tan pequeñas contenidas en la nube de polvo que tenemos encima.
Las personas sanas pueden sufrir de cierta irritación, tos esporádica y lagrimeo, pero pueden seguir haciendo deporte en exteriores con la recomendación de reducir tanto la duración de la actividad como su intensidad. Se recomienda beber agua con frecuencia y evitar los ambientes más secos. El problema de las partículas en suspensión es que pueden contener sustancias perjudiciales para la salud como plomo y azufre procedentes de actividades industriales en las zonas del Sahara de la que proceden. Curiosamente estas nubes también tienen efectos beneficiosos al transportar hierro y fósforo que ayudan a la fertilización de los suelos de cultivo y ayudan también a la proliferación del plancton en las zonas marinas, dicho plancton reduce los niveles de CO2 al capturar el carbono de la atmósfera.
Un fenómeno preocupante
La alta concentración de partículas PM10, aquellas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas o polen, dispersas en la atmósfera, tienen un diámetro de entre 2,5 y 10 µm (1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro), tiene consecuencias para nuestra salud. Por norma general a partir de 40 µg/m³ se considera que la cantidad de polvo en suspensión afecta de manera negativa la calidad del aire y es perjudicial para la salud.
Por lo tanto se considera que hay una situación de riesgo para la salud cuando la densidad de estas partículas es superior al 110 %. Los mayores cuidados deben ser tomados por personas que tienen problemas del grupo EPOC, así como adultos mayores, mujeres embarazadas y niños, señala la OMS.
En cuanto a su interacción con la calidad del aire, la calima la empeora, especialmente el índice PM10. En España, en algunos lugares afectados ha llegado a superarse 40 veces el valor máximo recomendado.
Los problemas de la concentración alta de particulas en suspension
- Afecciones respiratorias leves: obstrucción nasal, picor en los ojos y tos.
- Afecciones respiratorias graves: las partículas entran por nariz y boca al momento de respirar y se alojan en la tráquea, los bronquios o llegar incluso, en menor tamaño (2,5 micras), hasta los terminales, los bronquios y los alveolos en los pulmones.
- Puelen afectar a las personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas: como el asma, el enfisema o la bronquitis crónica.
- Causan efectos proinflamatorios del sistema circulatorio: pueden empeorar la sintomatología de enfermedades cardiovasculares crónicas y producen episodios como arritmias, infarto agudo de miocardio o accidente cerebrovascular.
- Gripes persistentes: según la OMS, muchas veces se refieren casos de gripes persistentes o alergias sin causa aparente que pueden haber sido provocadas por el contacto con partículas de origen biológico presentes en estas nubes de polvo.
*Fuentes consultadas: GISMAU (Grupo de Investigación en Cambio Climatico, Salud y Medio Ambiente Urbano).