Vida Sana

Deporte al aire libre: los pólenes de invierno

Aunque solemos atribuir las patologías alérgicas a la estación de la primavera, cada vez hay más personas hipersensibles a los pólenes que cobran actividad durante el invierno.

Martín Luján

3 minutos

Deporte al aire libre y los polenes de invierno

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Para un 40% de la población española existe algún tipo de sustancia ambiental que le puede causar alergia: en invierno son los pólenes de las cupresáceas los responsables de estas alergias. Este polen es el que tiene mayor presencia durante el invierno y la incidencia que provoca sobre la población de nuestro país ha aumentado de manera exponencial en los últimos años, pasando de afectar a aproximadamente un 5% de la población, hasta un 20-30%.

Esos cipreses…

Además de formar alamedas en la proximidad de los cementerios, los cipreses son los responsables de la emisión de las partículas de polen entre los meses de enero y marzo. Los cipreses forman parte de la familia de las cupresáceas. Pero, además del ciprés, también forman parte de la familia de las cupresáceas otras plantas como son la arizónica, la tuya (tuja) y el enebro. Cada una de ellas poliniza en diferentes épocas, por lo que si una persona presenta sensibilización alérgica a la familia de las cupresáceas puede manifestar síntomas a lo largo de muchos meses del año.

Ciprés, enebro, arizónica, las cupresáceas

Los síntomas

Cuando en la atmósfera hay una concentración superior a 50 granos de polen por cada metro cúbico de aire, los más sensibles a este alérgeno comienzan a manifestar síntomas (rinitis, conjuntivitis, picor en la garganta y el paladar…) y por encima de los 135 granos la afectación es generalizada para todos los alérgicos al polen de las cupresáceas.

Por poner un ejemplo, a mediados de febrero de 2015, en la provincia de Sevilla se llegó a medir hasta 1100 granos de polen por metro cúbico de aire: con esos niveles, incluso para personas en las que nunca se había manifestado una alergia, los gránulos de polen llegan a ser irritantes de las vías respiratorias altas.

Los días soleados y con viento son los peores para los alérgicos, percibiendo un notable alivio cuando la lluvia hace acto de presencia.

En el siguiente gráfico, procedente de la web de la SEAIC, se puede ver el pico de 420 granos de polen, por metro cúbico de aire, en el centro de Madrid durante la segunda semana de enero de 2022.

Polenes de cupresáceas en el centro de Madrid, segunda semana de enero 2022

El agravante de la contaminación

Pero la desgracia para los alérgicos a las cupresáceas no llega solo por atravesar la época del año en la que se produce la polinización, existe un fenómeno agravante: el azufre es un componente natural del petróleo crudo y en consecuencia se encuentra en casi todos los combustibles fósiles (gasolina, diesel...) y cuando estos subproductos son quemados, el azufre se emite a la atmósfera como dióxido de azufre (SO2) o como partículas de sulfatos.

Mientras que los gránulos de pólenes fuera de las concentraciones urbanas (campo, montaña, playa…) están limpios, en las ciudades se recubren de partículas contaminantes, fundamentalmente dióxido de azufre y sulfatos, lo que provoca que sean capaces de sensibilizar a un mayor número de pacientes e inducir una respuesta alérgica de mayor gravedad.

La mayor concentración del tráfico rodado y la utilización de las calefacciones durante el invierno ya se consideran agravantes para los alérgicos al polen.

 

¿Alergia, catarro o covid?

Como la polinización de las cupresáceas se presenta de forma mayoritaria en invierno, hace que se confundan los síntomas con un resfriado común o, más recientemente, con un covid atenuado.

Una alergia es la hipersensibilidad a una partícula o sustancia que, si se inhala, ingiere o toca, produce unos síntomas característicos. Es un tipo de reacción inmunológica exagerada ante un estímulo no patógeno para la mayoría de la población.

Se manifiesta sin fiebre, sin dolores musculares y desaparece cuando perdemos contacto con el alérgeno que produce la patología: el simple gesto de caminar por la calle con mascarilla (incluso las quirúrgicas o las de categoría FP1 tienen capacidad de filtrar el polen), entrar en un local con aire filtrado (filtros HEPA) o en una estancia con humidificador (el aire húmedo evita la flotación del polen) es suficiente para que, en pocos minutos, desaparezcan los síntomas de una rinoconjuntivitis severa.

Para conocer los niveles de polen en tu lugar de residencia, te aconsejamos que consultes la página de la SEAIC (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica), donde podrás conocer los niveles de polen diario, discriminado por diferentes familias de plantas.

 

 

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