Vida Sana

37,5º ¿Esto que tengo es fiebre?

Con la aparición de la pandemia causada por el SARS CoV2 la medición de la temperatura corporal se ha convertido en una obsesión para muchos.

Redacción Sportlife

6 minutos

37,5º ¿Esto que tengo es fiebre?

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La fiebre es una respuesta de adaptación de nuestro organismo con la que se disminuye la reproducción de los microorganismos y se aumenta nuestra respuesta inflamatoria. El mecanismo que regula la temperatura de nuestro cuerpo se encuentra en el hipotálamo y se activa cuando surgen alteraciones en las moléculas que lo estimulan. Pero también aparece cuando hay procesos inflamatorios. Se ha determinado que la molécula causante de la fiebre es la interleucina 1, IL-1.

La temperatura “normal"

Hasta ahora se tenía como válida la cifra de 37 ºC para la temperatura normal del cuerpo, pero esta cifra fue consensuada hace más de 160 años cuando Carl Reinhold August Wunderlich, médico alemán, realizó millones de mediciones a una población de 25.000 personas y determinó que su temperatura fluctuaba entre los 36,2 a los 37,5 ºC.

En el año 2017 se actualizaron los parámetros de la temperatura media corporal, resultando la cifra de 36,6 ºC como la media entre la población mundial. Estos nuevos estudios asocian la disminución de la temperatura media al descenso en la incidencia de las enfermedades infecciosas y a las mejoras técnicas de los termómetros y protocolos de medición.

Los biorritmos y la temperatura

A las 6:00 horas se puede medir la temperatura más baja de nuestro cuerpo y a las 18:00 horas la más alta. Estas variaciones, que pueden ser de hasta 0,5 ºC, responden a la interacción de nuestros ritmos circadianos y corresponden a la ausencia o exceso de actividad física y adaptación de nuestro organismo a la jornada cotidiana.

Con la temperatura corporal sucede lo mismo que con muchos otros parámetros biológicos (tensión sanguínea, ritmo cardiaco, capacidad pulmonar…), debiendo establecer una curva tras realizar diferentes mediciones en un mismo individuo: las cifras “oficiales" sólo determinan valores que afectan a una población global.

¿Cómo saber cuál son nuestros valores reales?

Pues es muy sencillo: cuando goces de una etapa de buena salud, mide tu temperatura corporal durante varios días seguidos (a la misma hora y en las mismas condiciones físicas y biológicas) anótala y saca el valor medio. Cuando puedas sentir malestar y compruebes que tu temperatura media se ha elevado entre 0,7 y 1 grado centígrado podrías estar padeciendo lo que se denomina febrícula. Si la medición estuviera por encima de 2 grados ya podríamos estar disposición de certificar fiebre y al traspasar los 3 grados no deberíamos dudar en acudir a un centro médico con urgencia.

Los síntomas asociados

La fiebre no es ninguna enfermedad: es un síntoma y puede ir asociada a otras patologías, de mayor o menor intensidad, que nos pueden afectar en la vida cotidiana. Los síntomas adyacentes más habituales son:

  • Dolor de cabeza.
  • Dolores musculares (de forma recurrente en la región lumbar).
  • Somnolencia y falta de concentración mental.
  • Escalofríos.

Las causas de la fiebre

La reacción térmica de nuestro sistema termorregulador está relacionada con la estimulación del sistema inmunológico, en respuesta a una agresión por patógenos que pueden causar enfermedades.

De manera excepcional la fiebre se puede somatizar como consecuencia de alteraciones severas de nuestro sistema nervioso al padecer un fuerte shock emocional o un estado de irritabilidad de alta intensidad. Pero las causas más comunes son:

  • Infecciones.

  • Trastornos inflamatorios o autoinmunitarios.

  • Coágulos de sangre y tromboflebitis.

  • Medicamentos (algunos antibióticos, antihistamínicos y anticonvulsivos).

  • El abuso de anfetaminas y la abstinencia de una sustancia psicotrópica en un adicto a ella.

  • La recepción de calor emitida por maquinaria industrial o por insolación.

Los termómetros

Como dependemos de un aparato tecnológico (termómetro) para obtener la medición de nuestra temperatura corporal, procuraremos que sea de una calidad certificada, ya que de él nos vamos a servir para determinar nuestro estado de salud o enfermedad.

Como el uso de termómetros de mercurio ha quedado descartado, nos encontramos con tres tipos de modelos básicos para la utilización doméstica:

  • Termómetros de vidrio sin mercurio: suelen contener en su interior Galinstan®, un metal líquido compuesto por una mezcla de galio, indio y estaño, con un comportamiento termométrico similar al del mercurio, pero sin su potencial contaminante. Son bastante precisos, pero incómodos y lentos de utilizar.

  • Termómetros electrónicos: son la versión actualizada del clásico termómetro de varilla de vidrio y están compuestos por un “termistor" (resistencia electrónica que varía su capacidad dependiendo de la temperatura) conectado a un circuito electrónico y una pantalla LCD en la que podemos obtener la lectura de la medición. Son los más recomendables para adultos y, si son de buena calidad, totalmente fiables.

  • Termómetros de infrarrojos: su nombre real es el de “pirómetros" y funcionan a partir de la captación de la energía en los objetos por medio de radiación de infrarrojos. De este modo, estos termómetros pueden tomar la temperatura de un cuerpo, o una superficie, sin tener que hacer contacto con ella. En algunos foros se los define como termómetros láser, pero es una nomenclatura errónea, ya que no emiten ese tipo de radiación para obtener la medida de temperatura. Son los más utilizados para niños y en lugares públicos donde no se dispone de tiempo para obtener una medición totalmente precisa. Dependiendo del modelo se pueden utilizar sobre la piel o midiendo la temperatura en el interior del oído (más fiable).

Cómo tengo que medir la temperatura corporal

Podrás imaginar que no es lo mismo medir nuestra temperatura corporal en la superficie de la piel o en una zona más próxima al interior de nuestro organismo. Básicamente hay cuatro maneras de obtener la temperatura corporal:

  • Frontal: es la empleada por los modernos termómetros de infrarrojos, no se necesita contacto con la piel y se necesita que el individuo esté quieto y que no acabe de realizar un esfuerzo físico que le pueda haber producido sudoración o incremento de la temperatura basal. Suele ser la medición que arroja las cifras más bajas.

  • Axilar: es el método más utilizado en adultos, se realiza con la piel seca y requiere de un tiempo mínimo de entre tres y cinco minutos con el termómetro inmovilizado en la axila. La temperatura obtenida puede ser de entre 0,2 y 0,3 grados superior a la medida en la frente.

  • Oral: se debe colocar el termómetro debajo de la lengua, mantener la boca cerrada y esperar a que el aparato nos avise de la medición completa (si es electrónico) o dejar pasar un mínimo de dos minutos si utilizamos un termómetro de tubo de vidrio. La temperatura obtenida puede ser de hasta 0,5 grados superior a la temperatura frontal.

  • Rectal: para realizar este método es necesario lubricar el sensor del termómetro (suele ser una cápsula metálica situada en uno de los extremos) y proceder a la introducción, esta debe ser de dos a tres centímetros de profundidad. Este método de medición, junto con el oral, es el más fiable y arrojará cifras de 0,8 grados superiores a la temperatura frontal.

Unos ejemplos:

  • Temperatura frontal: 37º
  • Temperatura axilar: 37,2º
  • Temperatura oral: 37,5º
  • Temperatura rectal: 37,8º

A tener en cuenta

La temperatura corporal cambia durante el día, registrando las cifras más altas al final de la tarde y primeras horas de la noche, pero también hay que tener presentes otros factores:

  • En la segunda parte del ciclo menstrual de la mujer la temperatura puede elevarse hasta un grado.

  • La actividad física intensa puede dejar un rastro de temperatura elevada incluso varias horas después de haber finalizado el ejercicio.

  • Las emociones fuertes también pueden ser el determinante de la subida de la temperatura corporal.

  • Tras una comida copiosa nuestra temperatura basal se puede elevar hasta en un grado centígrado.

  • Determinados medicamentos (antibióticos, antihistamínicos, anticonvulsivos…) pueden elevar la temperatura corporal.

  • Tras la aplicación de una vacuna la temperatura puede ascender hasta en dos grados durante los días siguientes.

Qué hacer y qué no hacer

  • Sea cual sea tu temperatura habitual, por encima de 40 ºC acude a un centro médico.

  • No envuelvas con esceso de ropa a alguien que tenga escalofríos.

  • Quitar el exceso de ropa de abrigo, ventilar bien la estancia y mantener la temperatura ambiente entre 21 y 23 º centígrados.

  • Un baño con agua tibia o frotando la piel con una esponja mojada en agua templada pueden ayudar a refrescar a alguien que tiene fiebre.

  • No se deben utilizar baños fríos, hielo ni fricciones con alcohol: aunque pueda parecer que al principio se reduce la temperatura, la reacción del cuerpo es volverla a incrementar a los pocos minutos.

  • No utilizar medicamentos antipiréticos (paracetamol, ibuprofeno, ácido salicílico…) sin haber consultado antes con el médico o, en su defecto, con un farmacéutico.

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