Las frutas son una de las mejores alternativas para cuidar tu hígado. Son una revulsivo de salud hepática gracias a sus antioxidantes, fibra, vitaminas y compuestos antiinflamatorios. Si tuvieramos que quedarnos con una, y es una elección difícil, sería con el pomelo, una verdadera estrella para el hígado.
¿Cuáles son las razones? En primer lugar, por toda su riqueza en antioxidantes naringenina y naringina, que son una ayuda eficaz para reducir la inflamación en el hígado y protegen las células hepáticas del daño. Además, el pomelo reduce la acumulación de grasa en el hígado y estimula las las enzimas hepáticas que desintoxican el organismo. Por último, y no menos importante. mejora la sensibilidad a la insulina, lo cual reduce el riesgo de acumulación de grasa hepática.
¿Cuál es el mejor momento para tomarla? En principio, en ayunas o formando parte de tu desayuno...¡sin añadirle nunca azúcar!
¿No te gusta el pomelo y quieres otras frutas "amigas del hígado como alternativa? Te vamos a dar dos. Empezamos por las uvas (especialmente las moradas y rojas), que contienen resveratrol, un poderoso antioxidante que protege al hígado del daño oxidativo. Importante: hay que comerlas con piel, ya que en ella se encuentra la mayor parte del resveratrol.
Otra buena opción es la manzana por su pectina, una fibra que ayuda a eliminar toxinas del tracto digestivo antes de que lleguen al hígado. Comerla siempre con piel, tras lavarla bien, para no desaprovechar nada de su valiosa fibra.
Y, por último, los arándanos y frutos rojos, ricos en antocianinas, antioxidantes que protegen el hígado del estrés oxidativo y la inflamación.