Hay muchas formas de equilibrar nuestra nutrición, con diferentes enfoques y métodos para todos los gustos, pero quizá la regla más sencilla de recordar y poner en práctica, para conseguir que tu cuerpo reciba todos los nutrientes que necesita y comer sano, sea la 50-25-25.
50% de frutas y verduras: Si la mitad de tu dieta son verduras y frutas estás recibiendo la mayor parte de las vitaminas y minerales que necesitas. Recuerda que en los vegetales tienes también grasas sanas, con sus correspondientes vitaminas liposolubles. Es importante que haya mucha variedad de productos y de colores. Nos van a aportar también una fibra muy valiosa y unos antioxidantes que son oro puro.
25% de alimentos ricos en proteína: Esenciales para todos los procesos anabólicos de tu cuerpo, las proteínas forman parte de tus hormonas y aportan solo 4 Kcal por gramo. Hay dar prioridad a las legumbras (las lentejas son un tesoro de nuestra dieta), los pescados azules y blanco y las carnes de ave. Intenta limitar el consumo de carne roja del que tradicionalmente abusamos en España.
25% de carbohidratos con un alto contenido en fibra: La fibra ralentiza la absorción de los hidratos de carbono y evita los picos de glucosa en sangre al disminuir el índice glucémico. Aunque hay dietas que promulgan una menor proporción de carbohidatos, si eres deportista los necesitas como combustible metabólico y además sin ellos la síntesis de proteína, y por tanto la construcción muscular, es imposible. Un error habitual del deportista es sobrepasar la cantidad necesaria y saludable de carbohidratos pensando que "cuánta más pasta coma, mejor voy a rendir". Intenta no superar nunca "el cuarto del plato" y dar prioridad a los cereales integrales variados limitando en todo lo posible los cereales refinados (por ejemplo, el plan blanco o el arroz) que poseen un mayor índice glucémico y por ello favorece la ganancia de peso y el aumento del azúcar en sangre y en el exceso de peso.