Comenzó a avanzar siguiendo unas indicaciones que creía correctas pero que le estaban llevando en dirección contraria. No se detuvo hasta que le obligaron a hacerlo... y eso fue en Anhui. O lo que es lo mismo: unos 500 kilómetros en la dirección opuesta a la que debía haber tomado al partir. Su destino estaba al norte y él apuntó al sur. Y a pesar de todo puede decirse que tuvo una pizca de fortuna, porque la policía le dio el alto al estar circulando de ilegalmente por una autopista. Nadie sabe hasta dónde habría llegado de no haber recibido el aviso de las autoridades.
En el mapa sobre estas líneas puedes ver los tres puntos clave: en el centro Rizhao, punto de partida; al norte Qiqihar, el destino deseado; y al sur Anhui, el lugar al que llegó sin habérselo propuesto. Al menos, su estrambótica historia ha tenido un final feliz: los agentes de policía y los trabajadores del peaje decidieron reunir dinero para comprarle un billete de tren desde Anhui hasta Qiqihar evitándose así un viaje en bici de 2.500 siempre y cuando esta vez si hubiera encontrado el camino correcto para pedalear de vuelta a casa.