Nada mejor que ser abierto de miras, tener la mente dispuesta a aceptar cambios, a abandonar esa rigidez que a veces se impone como dentro de una normativa no escrita, para ser capaz de adaptarse a las nuevas situaciones, a lo que venga. Esta filosofía te irá bien en todos los ámbitos de tu vida, incluida la organización de tu casa: donde algunos ven un escritorio tú puedes ver un sitio perfecto para alojar tus cachivaches deportivos, donde para muchos hay una librería tú ves el lugar ideal para tus accesorios de la bici, tus palas de pádel y las gafas de nadar y ese cubo de basura enorme es el mejor alojamiento para el balón de vóley playa y las pelotas de unihockey. ¿Lo ves?
A que sí, ¿a que es mucho más divertido? No solo eso, te permitirá darle una segunda vida a esos muebles de los que te has aburrido o que ya no están cumpliendo su misión ‘oficial’, aquella para la que en teoría se habían diseñado, reutilizándolos en lugar de abandonarlos a su suerte en el punto limpio de tu barrio con un destino incierto.
Los zapateros pueden ser el hogar perfecto de tus mancuernas pequeñas, la comba de saltos y las toallas que usas cuando entrenas en casa; esas estanterías cerradas que te has aburrido de tener en tu salón pueden ser el sitio ideal para que ‘convivan’ todas tus zapatillas deportivas y tenerlas muy a mano en el recibidor de tu casa, pero sin que se vean.
A los percheros les encanta tener cascos como huéspedes, los ganchos de la cocina se llevan fenomenal con tus bolsas de deporte y con tus auriculares, y esas estanterías que parecen sacadas de los primeros episodios de ‘Cuéntame’ pueden cobrar estilo cuando las cambias de sitio y las llenas de kettlebell, colchonetas, guantes de boxeo y tus trofeos, de ser viejas pasan en convertirse en vintage… ¡Imagina, reutiliza, recicla!
¡NO LO TIRES!
La próxima vez que se te pase por la cabeza deshacerte de alguno de tus muebles párate un momento, haz unas respiraciones profundas y con el cerebro bien oxigenado piénsalo de nuevo. Borra tu memoria caché, olvídate para qué lo estabas usando, mira el mueble con ojos nuevos y verás cómo se te ocurre una forma original de reutilizarlo y es que con ese pequeño gesto de reenfoque, además de ayudar al mundo a que sea más sostenible, estarás ahorrando y sintiéndote mejor contigo mismo. No necesitas gastar mucho dinero ni tampoco disponer de mucho espacio en tu casa, siempre han rinconcitos infrautilizados que te vendrán bien, una esquina de tu tendedero, esa zona de la entrada que está libre o la parte alta de tu habitación.
A veces basta con redistribuir lo que ya tienes, pegar más la cama a una pared para hacer hueco o quitar esa silla de tu habitación que apenas utilizas para encontrar un espacio en el que poner tus cosas de entrenar. Tenlo claro, es más cuestión de imaginación que de dinero y reutilizar te proporciona un placer muy especial, el placer de saber que estás haciendo bien las cosas.
Si necesitas más inspiración tienes ideas para dar y tomar en www.ikea.com/es/es/